Capítulo 2

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Capítulo 2

Narra Kurt

Sábado

1.45hs

Todo era confusión. Mis pensamientos se enmarañaban y nada estaba claro. Me reía sin razón, no podía evitarlo. Estaba contento, aunque no entendía bien por qué. En realidad, no entendía absolutamente nada de lo que sucedía a mi alrededor o incluso en mi mente.

Reconocía mi apartamento, pero no recordaba cómo habíamos conseguido llegar allí. Las imágenes de lo sucedido se entremezclaban en mi cabeza y de pronto aparecían grandes espacios en negro en los que no podía ubicar ninguna de ellas, todas correspondientes a las horas que pasamos en Breadstix brindando sin motivos Blaine y yo, junto a mi hermano y Rachel.

Soltaba carcajadas sin parar mientras le daba llave a la puerta una vez que los dos estuvimos dentro del apartamento. Un calambre en la zona abdominal me atacó y me doblé en el suelo intentando contener los espasmos de risa.

Cuando pude ponerme de pie nuevamente, comencé a sentir calor, mucho calor. Toqué con ambas manos mis mejillas y ardían. Decidí quitarme algo de ropa. Me costó algunos segundos más de lo normal porque no tenía total control sobre mis extremidades a causa del alcohol. Ya había lanzado la camisa y los zapatos por cualquier parte cuando miré a Blaine de pie en medio de la sala. Lucía mareado.

―¡Blaaaaaaaine! ―lo llamé con dificultad mientras me quitaba los ajustados jeans que a esa altura de la noche y en el estado de ebriedad en el que me encontraba, eran prácticamente una prisión―. ¿Te encu...? ―Las palabras deslizaban en mi boca y me costaba hablar bien―. Espera ―pedí buscando contar con algo de tiempo para concentrarme en que mi lengua colaborara conmigo―. ¿Te encu...? ¿Te encuentras bieeeen?

Mis intentos por articular la pregunta fueron en vano. Cuando levanté mi mirada, Blaine se hallaba tan desnudo como yo, acostado sobre el sofá con la cabeza echada hacia atrás y los ojos cerrados. No parecía haberme escuchado porque tampoco respondió. Sólo estaba ahí, con las piernas y los brazos extendidos, inhalando y exhalando exageradamente, intentando quizás oxigenarse un poco para calmar los mareos y evitar vomitar.

No sé cuánto tiempo me detuve observándolo, no tenía noción del paso de los minutos. Me encontré primero con sus pies descalzos, admiré luego los músculos tonificados de sus piernas, sus muslos. Llegaron entonces sus abdominales y su pecho, adornados tan sólo por algo de bello que lo hacía lucir aún más sexy y varonil de lo que ya era con la ropa todavía puesta. Subí un poco más y me encontré con su perfecto rostro. Las largas cortinas de pestañas que enmarcaban sus orbes avellana descansaban sobre sus pómulos en ese momento en que sus ojos estaban cerrados. Sus rasgos faciales eran tan armoniosos. Todo en él me resultaba perfecto, divino. Realmente era un jodido dios griego.

Todo estaba claro de pronto. Los pensamientos no estaban enmarañados, ya no necesitaba rellenar los espacios negros. Esa era la única imagen que quería recordar. La imagen de Blaine, su cuerpo, su rostro. Entendí por qué me habían atacado las ganas de reír hacía un momento: Blaine estaba a mi lado. No podía explicarlo porque jamás me había pasado con otra persona antes, pero él me completaba. Me hacía sentir pleno, feliz. No lo busqué, pero él se encargó de aparecer en mi vida y de hacerse un lugar en ella. Se entrometió, se propuso incomodarme, abrazarme, besarme, sonreírme de esa forma especial, y cuando quise darme cuenta ya lo había aferrado a mí tanto como para sentir que, si un día desaparecía, una parte de mí se iría con él.

Y me percaté de lo que había estado escondiendo detrás de una falsa amistad todo ese tiempo: lo amaba. Amaba a Blaine Anderson con locura.

Un calor intenso de apoderó de mi interior. Todo dentro de mí ardía. Quería tenerlo cerca, necesitaba tocarlo, fundir mi cuerpo con el suyo. Me dirigí hacia Blaine en un impulso que no pude controlar, me senté sobre su regazo y tomé su rostro con ambas manos. No podía creer lo hermoso que era. En seguida sus labios captaron mi atención y ya no pude pensar en nada más que no fuese saborearlos. Blaine apenas estaba reaccionando cuando estrellé mi boca con la suya. Estaba desesperado, anhelaba con fervor esa conexión con él. Blaine se dejó llevar por la misma pasión que me consumía a mí y le permitió a mi lengua explorar el interior de su boca con desenfreno. Tuve que separarme de él cuando me quedé sin aire. Cerré los ojos y me permití disfrutar del roce de su piel con la mía mientras recobraba el aliento.

Eternal FlameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora