Capítulo 3

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Capítulo 3

Narra Blaine

Lunes

14.00hs

Acababa de llegar a casa luego de una sesión de fotos que había comenzado temprano en la mañana. En realidad, estaba dispuesto a pasar el resto de la semana en pijama, mirando películas o durmiendo. No tenía gana de comer, ni de salir del apartamento, y muchos menos de poner linda cara para una miserable fotografía. Pero el destino había querido que en uno de los peores momentos de mi vida apareciera Cooper para sacarme adelante, y que Sam estuviese de acuerdo con cada cosa que el primero me obligaba a hacer.

Así es que, luego de toda una mañana de trabajo, llegaba al apartamento para descansar unas horas y prepararme para el show que daría en Breadstix en la noche, porque según Coop, "lo peor que puedes hacer en una situación así es dejar de trabajar. Más trabajo, menos tiempo de pensar estupideces sobre el asunto tienes".

―¡Squirt, llegaste! ―gritó Cooper desde la cocina cuando oyó el ruido de la puerta―. Siéntate en la mesa, en un segundo llevo la comida.

Reí mientras dejaba el abrigo en el respaldo de una de las sillas. Yo sabía que lo hacía para distraerme, pero no necesitaba atenderme como a un niño.

―Coop, te extrañé, pero eso no quita que siga odiando que me llames así ―bromeé al ingresar a la cocina para lavarme las manos en el fregadero―. Déjame ayudarte con los platos ―pedí, tomando algunas cosas para llevar a la mesa.

El almuerzo estaba delicioso. Desde que mi hermano había llegado a la casa un par de días atrás, con Sam habíamos descartado la opción de último momento de pedir pizza a domicilio; Cooper siempre tenía listo algo rico para comer.

―Me has dicho que Claire tiene apenas unas semanas más antes del parto, ¿no es así? ―pregunté de pronto.

―Esperamos que nazca el próximo mes ―mencionó con una sonrisa―. Prometo volver con ellos cuando el bebé haya crecido un poco y Claire pueda viajar.

―No ―negué rotundamente―. Quiero ir contigo cuando vuelvas, estar a tu lado en el momento en que nazca.

Noté cómo los ojos de mi hermano se cristalizaban a medida que su sonrisa se hacía mucho más grande, y no pude evitar que los míos se llenaran de lágrimas de emoción también.

―¿En serio, Blaine?

―Es mi sobrino, ¿no?

Me acerqué a mi hermano y nos fundimos en un abrazo cálido y lleno de felicidad.

20.30hs

Estaba contento cuando llegué a Breadstix. Cooper había desaparecido de mi vida hacía seis años, y no sólo regresó para ser mi soporte durante esos horribles días, sino que me trajo una noticia que me llenó de felicidad. Un sobrino. Saber que sería tío en poco menos de un mes era lo único en lo que podía pensar... O, bueno, casi lo único.

Solía ingresar por la puerta trasera del lugar, la que daba acceso a la cocina y a los vestidores de los empleados, donde podía dejar mis cosas y prepararme. Pero ese día, por casualidad, fui directo a la entrada de Breadstix que utilizan los clientes, y antes de abrir la puerta de vidrio del frente, vi a Rachel y a Finn sentados en una de las mesas. Me paralicé por un momento y finalmente di la vuelta para regresar a casa. No quería ingresar si ellos estaban ahí. Es decir, no me habían hecho nada, pero eran amigos y familia de Kurt, y de alguna forma estaban implicados en lo que había sucedido. ¿Y si se acercaban para hablar sobre él? A esas alturas ya se debían haber enterado de todo. ¿Qué les diría si me culpaban por lo que sea que Kurt estaba sintiendo en ese momento?

Entonces me di cuenta que estaba pensando en él otra vez. En sus ojos tricolor que me tenían encantado, en su forma de besar y de acariciar, en su suave cabello castaño, en su piel aterciopelada, en su boca... pronunciando un "te amo" que me pertenecía.

¿Qué sentiría Kurt en ese momento? ¿Me extrañaría tanto como yo lo extrañaba a él?

Ya no podía frenar los ríos de lágrimas que surcaban mi rostro mientras regresaba sobre mis pasos a casa, para refugiarme en los brazos de Sam o de Cooper.

De pronto, fue como si el peso de todo lo que omití sentir las últimas horas caía sobre mí en ese momento. Y nuevamente llegaba al apartamento hecho un desastre.

―¿Qué...? ―fue lo único que logró decir Sam, que al parecer había llegado temprano del trabajo.

―¡Blaine! ¿Qué sucedió? ―se preocupó Cooper mientras se levantaba del sofá donde ambos estaban sentados mirando una película.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca, lo atraje hacia mí y lo abracé con fuerza.

21.30hs

Sam y Cooper se encontraban frente a mí, mirándome seriamente, como si estuviésemos en medio de un interrogatorio. Yo sabía que inmerso en esa seriedad había mucho reproche por parte de los dos. Sam era prácticamente otro hermano mayor, además de mi mejor amigo, y estaba tan enojado como Cooper por verme en ese deplorable estado.

―Creo que deberías luchar por él ―dijo con tranquilidad Coop, luego de permitirme terminar de relatar lo ocurrido entre lágrimas y sorbos al café que me había preparado.

Mi rubio amigo lo miró absolutamente indignado.

―¿De qué hablas? ¿No acabas de escuchar todo lo que ha contado? ―se quejó, totalmente en desacuerdo―. Escúchame, Blaine. Tú no tienes que ir detrás de nadie. Si Kurt no sabe valorarte, entonces tampoco te merece ―dijo firme, apuntándome con el dedo índice para remarcar que estaba realmente convencido de lo que decía­―. Lo he sabido desde un principio, y discúlpame por ser así de sincero contigo. Eres mi amigo y te adoro, pero desde que lo conociste has cambiado. Lloras por las noches, estás de mal humor... ―Yo lo escuchaba, y a medida que lo hacía, comencé a dejar caer las gotas saladas de mis ojos que ya había logrado detener―. No ―dijo Sam al verme llorar otra vez―. No, por favor. No vuelvas a ponerte mal, yo sólo... ―Como no consiguió calmarme nuevamente, se puso de pie en un arranque de furia y elevó la voz―: ¡Ese maldito se las verá conmigo! ―amenazó, caminando de un lado a otro en la sala.

Pero yo no estaba llorando por lo que Sam decía. No, yo comencé a llorar porque a pesar de los feos momentos, el tiempo que pasé junto a Kurt fui feliz como nunca antes lo había sido, era esa parte de mí que estaba perdida y que al encontrarla finalmente me hizo sentir completo.

Entonces intervine.

―¡No le digas así! ―grité yo también. Sam se detuvo y me miró confundido―. No le digas así... ―repetí más tranquilo y regresando a las lágrimas.

Creo que Cooper notó que yo quería decir algo más, pero no me salían las palabras para justificar la forma en que defendí a Kurt de mi amigo, que en realidad tenía razones para estar enojado también. Por eso acarició mi espalda e intentó calmar a todos.

―Sam, siéntate, por favor ―pidió con serenidad. Mi amigo obedeció―. Me parece que quien debe juzgar la situación aquí es Blaine. Nosotros, quizás tú mucho más que yo ―le habló a Sam­―, podemos intentar comprender qué sucedió, pero quienes realmente lo saben son Kurt y Blaine. Yo... Te conozco, hermano. Sé que no estarías así si no amaras realmente a ese chico. ¿No es así? ―Asentí―. Estoy seguro de que todo esto ha sido sólo un gran mal entendido. ―Entonces me miró fijamente a los ojos y pude ver amor en ellos, mezclado con un destello de dolor y arrepentimiento―. Lucha por Kurt, demuéstrale que estando juntos no hay porqué tener miedo. ―Y antes de que Sam pudiese objetar, continuó―: No hagas lo mismo que yo hice, Blaine. No te alejes de las personas a las que amas.


Eternal FlameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora