Capítulo 1

152 10 1
                                    

La mañana transcurría normalmente, me desperté con la incertidumbre de que pasaría, si de alguna manera, la vida me sorprendería, la verdad, la vida me había estado sorprendiendo de tal manera que había tenido que ir a visitar a un psicólogo. Desde la muerte de mi madre, hasta la desaparición de mi hermana. Han pasado ya 14 años desde su desaparición. Realmente no me rindo, aunque las probabilidades de encontrarla son nulas, no perdemos la esperanza. La muerte de mi madre me afectó mucho. Esas noches de insomnio pensando en ella se me hacían eternas. No entiendo porque Dios se lleva a las mejores personas, todo lo que más amo desaparece con tan solo un parpadeo. No sé cómo es vivir con un padre. Nunca lo tuve, o si lo tuve, no lo conozco. Tal vez por eso me he llegado a topar con tipos que realmente son malos para mi, sobreprotectores, controladores y agresivos.

Esa mañana tenía un propósito. Dejar al maldito de David. Días antes, me había enterado que durante 4 meses de nuestra relación me había estado engañando. No lo entiendo. Yo le daba todo. Le daba mi tiempo, todo lo que él me pedía, yo se lo daba. Quizás debí darle más. Sentimientos de culpa me inundaban. ¿Qué hice mal? ¿Por qué a mi? ¿No signifiqué nada para él? No lo entendía.

Mientras tantas cosas pasaban por mi cabeza, decidí hacerme un café. Luego me metí a la ducha para luego vestirme. Siempre con la misma pregunta en mente... ¿Qué pasará?.

Decidí enviarle un mensaje previo a David, nos veríamos en un café que no quedaba tan lejos. Quedaba a 15 minutos de la empresa de su papá. Él era el típico chico que lo quería todo, que no estaba conforme con nada, era a su manera o de ninguna manera. Era la principal causa de nuestras peleas. Realmente eso de él me hartaba.

Cuando llegué al café, vi su camioneta negra estacionada en la entrada. Me sorprendió un poco, porque él siempre llegaba tarde a todas nuestras citas.

-Hola. -me dijo secamente dándome un beso-.

-Hola.-le respondí apenas correspondiéndole aquel beso.

-Sentémonos ya, no tengo todo tu tiempo, Harrieth.-¿Qué? ¿Era en serio?-

-Parece que mi presencia no es de tu agrado, David. Si tan ocupado te encuentras, me lo hubieras dicho.-le dije levantando un poco la voz-.

-¡Ay, mira Harrieth! ya sabes que no me gusta que empieces con tus escenas. Luces tan inmadura.

-¿Disculpa? ¿Yo inmadura?-le dije levantando más la voz-

-Sí, tú inmadura.-me respondió.

Quería llorar. No sólo por su traición. Sino porque ahora todo tenía sentido. Él había cambiado.

-¿Así? ¿Pues sabes qué? Esta "inmadura" como tú la llamas, ya no quiere saber nada de ti.-le dije con lágrimas en los ojos pero aún tratando de mantener mi postura. 

-¿Qué me estás diciendo Harrieth? ¡Tú no puedes dejarme, tú eres mía, sólo mía!.-En ese instante él me tomó del brazo, comenzó a apretarme fuertemente.

-¡Suéltame!.- le dije con lágrimas en los ojos-.

-No hasta que entiendas que eres mía, nadie más puede tenerte, tú no puedes dejarme.-me dijo, esta vez apretando mas fuerte mi muñeca-.

-¡Ya basta, David! Ésta es la maldita razón por la cual nada entre nosotros termina bien.- agarré el valor que necesitaba y me logré soltar de él-.

-Te vas a arrepentir Harrieth... lo juro por mi vida que así será.- principió a alejarse hasta introducirse a su camioneta, aquella era la despedida, me sentí aliviada, aunque un poco preocupada, porque sus amenazas siempre las cumplía. No por nada tiene un gran expediente por intentos de asesinato. Por Dios Harrieth, en qué te metiste...

De tanto interés que le puse a aquella dolorosa discusión, no me había percatado que el dueño del café nos había estado observando, ¡Dios! Sentí tanta pena, en ese instante me fui del lugar. Después de lo sucedido, muy difícilmente iba a volver allí.

El tiempo pasó, todo volvió a ser como antes. Estar con David o no, me daba lo mismo, el seguía enviándome cartas de "lo siento" flores de "lo siento" e incluso comenzó a transferirme fuertes cantidades de dinero a mi cuenta bancaria. Él creía que podía comprarme. Qué patético.

Una noche, recibí una llamada, eran como las 2 de la madrugada. Decidí contestar.

-Hola, cariño.-dijo una voz muy familiar, aquella voz era de David.-

-¿Qué es lo que quieres?.-le respondí.-

-¿Recibiste lo que te envié?.-Su voz se hizo mas dura.-

-Sí, cada uno de tus malditos regalos, ¿Por qué?.

-¡Ay, nena!, conmigo pórtate bien, tú bien sabes que a mi no me gustan los juegos.

-¡Yo no te tengo miedo!.- le dije manteniendo la postura.-

-¿Ah si? Pues deberías....- en ese instante me colgó el teléfono. No sabía que hacer, era como si mis extremidades no respondiesen a mis ordenes, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.

Más tarde, escuché un ruido tan fuerte que me despertó de un salto. Sonaban como vidrios rotos.

Me levanté de la cama con mucho miedo.

Baje a la sala inmediatamente y para mi sorpresa, la ventana que conectaba con la cocina estaba totalmente destrozada. Alguien había entrado a la casa. En una de las paredes alguien había escrito algo que apenas pude descifrar. La letra era tan ilegible, parecía haber sido escrita con rapidez. "Cuídate cariño, ahora estaré más cerca de ti de lo que crees..." esas palabras me helaron completamente. Era David. Estaba más que convencida que era él.

Llamé a la policía. Cuando les mencioné aquel nombre, "David Howrren" inmediatamente pude notar, que el oficial de policía se quedo en silencio. Me dijo que no podían ayudarme, y que lo sentían. Era como si todo estuviese perfectamente planeado. Ellos sabían cuan peligrosa era la familia Howrren y lo ultimo que querrían era meterse en problemas con ellos. Me sentí indignada. ¿Cómo podían dejarse manipular por esa clase de personas?

Durante el día no había dejado de recibir llamadas, mensajes de texto y correos de voz. Todos a nombre de David. ¡Cuan fastidioso era ese nombre para mi ahora!. Era como si cada vez que lo escuchase, todos los malditos recuerdos, su voz, todo él, estuviera acosándome, realmente era así. Ya no sabía cómo detenerlo. Pero si sabía cómo resolverlo temporal o permanentemente.

Cerca De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora