CAPÍTULO 2

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A primera hora preparé mis maletas, era hora de terminar con todo esto. Él era capaz de matarme sino volvía con él. No me preocupaba tanto por que le hicieran daño a mi familia, porque no tenía. Eso era una ventaja, él no podía amenazarme con herir a mis parientes.

Sin embargo, eso no impedía que sintiera miedo. En cualquier instante él podía entrar por esa puerta y asesinarme sin piedad. Su dinero se lo permitía.

Al terminar de empacar todo lo que necesitaba, llamé al aeropuerto. Necesitaba apartar un asiento. Elegí el vuelo a Nueva York que salía apenas unas pocas horas después. Me daría tiempo de comer algo y comprar  algunas cosas que necesitaba. 

Mi plan al llegar a Nueva York era cambiar mi número de celular, era lo primero en mi lista. No quería que ahora que estaba por iniciar una nueva vida, se viera arruinada por los estúpidos mensajes amenazantes de David. 

Lo segundo era buscar un lugar donde poder instalarme, obviamente tenía que ser cerca del centro de la cuidad, así sería más fácil tener una vida que me gustase. 

Y lo tercero, era encontrar alguien más. No en el instante de bajarme del avión. Tampoco en el segundo en el que cruzase la puerta del hotel. Quería a alguien que me amara sin prisas; pero sin detenerse. 

Eso era lo último. ¿Saben porqué?. Porque si realmente quieres algo que dure, no lo precipites. El amor no nace en el instante. Eso es una completa mentira. El amor tiene su propio tiempo. Sólo déjalo ser... 

Después de casi 6 horas continuas de vuelo por fin me encontraba en Nueva York. El tiempo de vuelo se me había hecho eterno. Me dolía la espalda. Lo único que quería era descansar. Así que cambié un poco los planes. 

Lo primero que hice fue buscar algún hotel que quedara lo más cerca posible de la ciudad. 

Encontré uno con un estilo bastante marcado. Era un estilo victoriano bastante pulido. Muebles lisos de madera perfectamente cepillada y barnizada, sus decoraciones de acuerdo con el tema del lugar.  Todo parecía muy bien organizado. Realmente me encantó. Y lo mejor de todo. Ahora me pertenecía.

Me instalé en aquella habitación, coloqué algunas cosas que había empacado, coloqué la ropa en el closet, y me metí a la ducha. Estaba muy agotada. El vuelo me había provocado algunos mareos, y dolores musculares, así que tuve que llamar al hotel para que me trajeran algunos medicamentos con los cuales pudiera aliviarme lo mas rápido posible. No quería estar así para mis  grandes aventuras que tendría el día siguiente.

Antes de irme a dormir, verifiqué todo acerca de mi nuevo celular y mi nuevo número. No quería que después de todo lo que había pasado me encontrara frente a otro error. 

Todo estaba en orden. Eso me aliviaba, porque ya no tenia que preocuparme por recibir llamadas o mensajes de texto con mensajes amenazantes de parte de David.

No me percaté en que instante me quedé dormida. Apenas y recuerdo el sueño que tuve, pero fue la sensación mas bonita que había tenido hasta ese instante. 

Soñé que estaba en una gran pradera cerca del lago, ese lugar se me hacía muy familiar. Efectivamente; ese había sido mi hogar durante un buen tiempo de mi infancia. Se podía sentir el fresco aire que acariciaba sutilmente mi rostro. El olor a césped recién cortado. El delicioso pastel de manzana que mi mamá solía prepararnos a mi hermana y a mi. La dulce voz de mi madre asomándose a la puerta para  así anunciarnos que la cena estaba lista. Mi hermana y yo corriendo cerca del lago, tratando de competir por ver quién llegaba mas deprisa a los brazos de mamá. Recuerdo que mamá siempre al llegar a su lado, nos daba un beso, para ella siempre habíamos sido sus princesas, la luz de sus ojos se reflejaban, estaba feliz.

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