Capítulo 12

276 29 0
                                    

Después de mucho meditarlo, se decidió. Era estúpido sufrir tanto si tenía con ella al hombre de su vida. Y no valía la pena seguir haciéndose y haciéndole sufrir, si en ese momento podrían estar acostados en su cama, con el cabello revuelto y las sábanas dispersas, entre besos y caricias y una que otra palabra perversa.

Éso era lo que ambos querían por el resto de sus días: amarse. Sin importar el pasado o incluso el futuro, ni las peleas ni los dramas. Únicamente los momentos felices y de amor.

Tomó su celular y empezó con la tarea de preparar algo especial. Se dio un largo baño, se vistió con simpleza (ya habría momento de arreglase) y cuidó de los pequeños durante un rato. Les leyó un par de cuentos, cantó una canción de cuna para que durmiesen y los alimentó. Besó sus pequeñas mejillas y frentes, los arropó y esperó a que su ayuda llegase, y al sonar del timbre, supo que eran ellos.

El jardín trasero era un lugar idóneo.

Con unas cuantas velas, una deliciosa cena preparada por Clarissa, un exquisito vino, los niños en casa de Scott, y ella con un lindo vestido beige, todo estaba listo para su noche especial con su novio.

Llamó un par de veces al número de James. Con confusión, él contestó y en cuanto supo de lo que se trataba, esbozó una gran sonrisa que _______ pudo sentir a través de la línea. Ambos suspiraron y ajustaron una hora para el anhelado encuentro.

Con impaciencia, James subió a su auto y condujo con rapidez a casa de su novia. Palpó sobre su saco y sintió ese peculiar bultito que le hizo sonreír con gran ilusión y sobre todo, amor.

Iba con la cabeza llena de ideas, sin saber si comprarle un gigante ramo de rosas o un brazalete de oro, y no notó el cambio en el semáforo. Encendió las luces direccionales y giró el volante, hasta que lo casi inevitable ocurrió.
Un accidente.

Piezas rotas del auto yacían en el frío concreto de la calle, tras las pequeñas llamas que el combustible había ocasionado. El asiento del piloto estaba truncado un par de metros más, contra una lámpara de acero. Y James, con la cabeza y el torso lleno de moretones y cortadas (y obviamente, sangre) estaba tirado a media calle, con un gran peso sobre sus piernas y caderas.

Intentaba inútilmente gritar por ayuda, pero estaba tan débil y herido, que lo único que consiguió fue hacerse más daño.

-_______.-suspiró suavemente antes de que todo se volviera negro y las ambulancias empezaran a llegar.

Con cuidado, los paramédicos lo subieron a una camilla, le tomaron los signos vitales y aseguraron su cuerpo a la estructura de metal.

Cubrieron sus músculos y cintura con una manta blanca, para después acomodarlo en el interior de la ambulancia. Cerraron las puertas de ésta y partieron al hospital con mucha prisa, pues a saber con qué tiempo contaban para salvarlo.

"Love me again" con James Maslow♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora