capítulo cuatro

12 6 0
                                    

La semana por suerte estaba pasando rápido.
Con Mara y Mica habíamos organizado salir el viernes,ellas querían hacerse perforaciónes sin el concentimiendo de sus madres y con la ayuda de la prima de Mara,que era especialista en estas cosas.

Exámenes, malas calificaciones, aburrimiento,lectura y un poco televisión serian unas pocas palabras para describir como había sido el resto de mi semana, exactamente igual a la otra.

El día miércoles nos enteramos que Carla,una de nuestras compañeras festejaría su cumpleaños de quince en su casa,algo pequeño,música, gente nueva y charlas interminables, las típicas características de algo que yo trataba de evitar,no se por que.

Como Mara,que era igual de antisocial que yo,acepto ir,yo decidí que también asistiría,después de todo ya era tiempo de soltarme un poco y salir a divertirme y conocer gente nueva, mis mayores miedos ¿contradictorio no?.

Soy así,aveces sigo lo que quiero,para empezar a soltarme y vivir una vida de adolescente normal,pero es en ese momento en el que mis malditos miedos me atacan y se apoderan de mí, me controlan a su gusto y termino haciendo lo contrario a lo que quería, me convertía en una patética chica que no lograba alcanzar sus metas por miedo a que no sean como ella quería que sean.

Siempre fui una persona con miedo a todo a todo lo que podía pasar,desde pequeña me asustaba todo.

Solía pensar que los cadáveres de los dinosaurios saldrían de abajo de la tierra y tratarían de vengarse con nosotros,y lloraba en silencio antes de irme a dormir,es difícil ser una niñita con miedo,ahora lo más cómico es que esos temores son mucho más irracionales que cuando era pequeña. Y estaban cansandome.

Como Carla cumplía ese día su grupo de amigos y amigas habían preparado mezclas con sustancias asquerosas,con lugar de origen sin específicar. También pidieron dinero para comprar harina y arrojarsela,yo hize una pequeña contribución pero alcanzo para comprar dos bolsas.

La salida del colegio llegó y todo mis compañeros acorralaron a Carla en una esquina y empezaron a tirarle todas las mezclas y la harina.

Yo y Mara nos acercamos para ver mejor como la atacaban,por lo general íbamos juntas a todos lados.
Mica se había retirado en clase de Francés y no pudo presenciar la escena, pero un compañero se estaba encargando de grabarlo todo para que nadie se pierda el divertido acontecimiento.

En un momento fui salpicada por un gran puñado de harina voladora que llego a mi y me ensució toda la cara,el pecho y el pantalon. Un huevo volador casi me dio de lleno en la cara pero pude esquvarlo,lamentablemente no pude salvarme de la apestosa mezcla que apenas roció mis pantalones.
Mara se giro y comencé a reírme de ella,ya que estaba adelante mío, fue alcanzada por mas elementos que todos estaban arrojando a Carla, me miró con cara de pena y gracia, se veía adorable con sus anteojos cubiertos por la mezcla blanca,y su ropa por la olorienta mezcla,ella volvió a girarse para seguir mirando la escena y yo cruze nuevamente la calle para encontrarme con mi papá, que había presenciado todo y tenia cara de diversión. No solo yo me acerque a la vereda, si no que la cumpleañera y mis compañeros igual.

- Que inteligente que eres hija-  le comentó en un tono sarcástico a Camila,una de las tantas que estaban tirando cosas a la pobre Carla,ella era odiosa y chismosa y mi padre le había echo un comentario sarcástico sobre mi.

-ni sueñes que te subirás al auto de esa forma,eres idiota ¿no pensaste cuando te acercaste para ver?camina,vamos a casa.

Lo odiaba y lo amaba,era mi padre y había echo todo por mí, pero ahora solo podía verlo como un viejo amargado que había iniciado su vida tarde,porque a mi me tuvo a la edad próxima de los cuarenta y ahora que estaba cansado debía reflejar su malhumor en mi.

El resto de la semana siguió igual de aburrida que que siempre,era una rutina que giraba y giraba y nunca cambiaba,yo quería que cambie,eso que odio que las cosas cambien.

El jueves me llamaron desde preceptoria porque antes de la vacaciones de invierno Mara me había inscripto para participar de un concurso de damas que mi escuela organizaba todos los años,yo nunca participé, y nunca quise,pero sabia de que estaba basado el juego y ella me inscribió, fue gracioso,porque yo no quería participar y ella me inscribió de igual manera,por lo tanto pase las últimas dos horas de física jugando a las damas en la biblioteca del colegio con otro grupo de alumnos de diferentes edades, era una práctica y la próxima semana tendríamos otra, y de ahí elegirían a cinco alumnos para participar. Por un lado no estaba muy feliz por que yo no quería jugar,pero por el otro estaba contenta por el echo de ser medianamente buena en algo y ser parte,nunca antes había echo algo así, me estaba comenzando a gustar y quería ganar.



Fantasmas que atormentanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora