Capitulo tres

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– Puedo explicarlo –me perseguía todo el trayecto hasta el primer piso, tratando de explicar lo que mis ojos habían presenciado, algo que honestamente no requiere de una explicación– ¿puedes detenerte?

Toma de mi muñeca y tira de ella, logrando que me voltee a medias para poder afrontarlo. Es entonces cuando recuerdo lo que llevaba puesto, apenas su ropa interior. Creo que debió notar en qué estaba fija mi atención, porque podría jurar que se ha sonrojado. – Malia, ¿me dejas explicarte? –dice, mientras con ambas manos cubre la parte frontera de su ropa interior.

Sacudo mi cabeza mentalmente y reincorporo mi atención en sus palabras. – No tienes nada que explicar, Parker, tranquilízate.

– Siento que debo hacerlo –explica– somos amigos, lo juro.

– Creí que tenías novia –me mira confundido– Kelly, creo que escuché a Lexi decir que era su nombre.

Una carcajada punzante escapa de sus labios. – Ni cerca –dice– no tengo novia ni ningún tipo de compromiso  –en ese instante, una puerta se abre en el piso de arriba, seguido de un grito, que sonó más bien como un chillido fastidioso.

– ¿Parker? –era Cassandra.

– Se nota –digo– mira, me tengo que ir, lamento mucho interrumpir tus asuntos allá arriba.

– ¡Parker! –ambos giramos los ojos y respiramos hondo.

– ¡Ya voy, Cassandra! –suspira– es insoportable a veces.

Río. – Suerte con eso.

Salí de la casa lo más rápido posible y sin mirar atrás, aunque no lo daba a notar, la pena me seguía comiendo por dentro, y se me hacía muy difícil borrar esa imagen de mi mente.

Me quedé parada unos segundos para darme cuenta de lo oscuro que ya se había puesto el cielo, no podía caminar hasta mi casa así. Giré sobre mis talones para tocar la puerta, pero esta se abrió segundos antes de que mi puño tuviera contacto con la madera.

– ¿Te llevo? –tenía tantas ganas de decirle que no, no estaba preparada para sentarme en un auto junto a él, luego de aquel bochornoso momento– vamos, sé que no tienes como irte a tu casa, y no dejaré que camines bajo esta oscuridad.

– Pero, Cassandra...

– Cassandra no es relevante ahora –entonces escuché un beep y lo seguí con la mirada, hasta que se detuvo frente a un auto, su auto, he de deducir– sube.

Suspiro. Aquí va nada.

El camino fue silencioso, por lo menos de mi parte. Parker constantemente me hacía preguntas para aliviar la tensión del momento, pero yo me dediqué a mantener cortas mis respuestas.

A pesar de vivir no tan lejos de casa de Sam, sentía como si hubiesen pasado horas desde que el auto se echó a andar, y creo que le di las instrucciones perfectamente a Parker.

– Parker, ¿por qué no hemos llegado?

– Haremos una parada antes.

Debí suponerlo. Este chico no se rinde fácil, y eso será un problema.

– Parker, quiero ir a mi casa.

– Y yo quiero tomarme un café –ya nos habíamos estacionado frente a un Café, no lo había visto jamás, al letrero le faltaban un par de letras, y por fuera el lugar se veía destrozado– a menos que quieras caminar bajo esta oscuridad.

– A la mierda –digo y abro la puerta del auto para emprender mi camino hacia mi destino principal, mi hogar.

Justo luego de cerrar la puerta, escucho el sonido de otra puerta cerrándose. Y veo a Parker corriendo alrededor de su auto para llegar hasta mi. – No vas a caminar bajo esta oscuridad, Malia, no lo voy a permitir.

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⏰ Última actualización: Aug 17, 2015 ⏰

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