Capítulo 1: Un poco de historia, 8-marzo-1937, Indochina

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Primera entrada:

Me desvelé de mi sueño, me encontraba entre nuestras trincheras, estaba tumbado encima de unas cajas de munición, intentando dormir, como el resto del pelotón, era de noche, soplaba un viento fresco, pero agradable, estaba todo muy oscuro, aunque el cielo se veía despejado, pero con algunas nubes negras, se podían ver varias estrellas, en ese momento pensé en mi pasado...

Hace aproximadamente unos 20 años...

Japón (en algún rincón de Hiroshima, sobre los alrededores):

Pensé en mi ¨yo¨ de pequeño, de un simple crío, de seis años, de clase media-baja, vivía con mis padres en las afueras de Hiroshima (Japón), un pueblo pequeño e inofensivo, permanecí en una casa sencilla y muy vieja.

No entendía, ni entiendo ahora, porque mis padres, el resto del pueblo, mi familia... todos en general, eran muy fríos, poco sentimentales... nunca vi a mis padres llorar, ni estar feliz, eran de piedra, recuerdo también, que un día, estaba llorando, y vino mi padre, y me pegó una bofetada, me decía, que "más vale duro, que blando". Pero yo me sentía distinto al resto, no era tan recto, tenía personalidad propia, con sentimientos, así me veía yo. Alguien especial, por decirlo así...

El pueblo no intervenía en guerras, recuerdo como si fuera hace poco tiempo, que en verano me iba a la casa de mis abuelos. Y para ganarme algún dinero trabajaba en el campo, mientras que por las tardes jugaba con mis amigos, me lo pasaba muy bien, era muy feliz en aquella época, en invierno me quedaba en casa y de vez en cuando iba a casa de un amigo.

Luego, al cabo de unos nueve años, fui al colegio para estudiar, en mis estudios superiores, la conocí a ella...a Sayuri, sentía que era como yo, mi alma gemela, la razón de que este en esta fría y oscura trinchera, y no en casa, metido en la cama, calentito con la persona que más puedo amar en este mundo. Al poco tiempo de conocerla tenía un presentimiento sobre nosotros dos, hicimos buenas migas, era simpática, cariñosa, amable... todo lo que pude y podría desear...

Hasta que estalló la guerra en Japón, un día cálido de verano, bastante caluroso. Vinieron unos oficiales del ejército japonés.

Nos querían llevar a luchar por la patria, a los que estábamos en estudios superiores, nos dieron la oportunidad, de seguir, pero me negué. Yo no quería irme, pero pensé, que si la guerra llegara a Japón... mi mujer y yo no podríamos ser felices, así que acepté esa misión, nos dieron una semana para prepararnos.

El día antes ya acabé de recoger y organizar mis cosas. Esa noche la pase con mi amor... donde supe meses después que iba a tener un gran y hermoso hijo.

A la mañana siguiente, me despedí de mis padres, en la puerta de esa casa, donde pase toda mi infancia y parte de la adolescencia, que quizás no podría volver a ver esa majestuosa casa.

Luego fui andando hasta las afueras del pueblo, con Sayuri, antes de embarcar al gran coche verde, que era el que me iba a transportar a la guerra e iba a provocar que me separara de Sayuri... la miré fijamente a sus ojos azules, y sin contemplaciones la besé , para mí fue un gran beso , cuando retire mis labios de los suyos, pronuncié :¨¿quieres estar hasta el fin de los tiempos conmigo, Sayuri?¨ respondió que sí, me hizo muy feliz así que la abrazé y la volví a besar, paralelamente el guardia, fue pasando lista cuando me nombró, debí de irme, así que fui caminando hacia atrás, hasta que mis labios se separaron de los suyos... no me siento bien matando a personas, ni tener que ejecutarlas, pero lucho por ella, por el futuro, por mi futuro, por nuestro futuro, lucho por mi patria, mi pueblo, mis principios... pero se me hace raro estar ahí... en la batalla... podría morir, asesinado, o ejecutado públicamente, y cruelmente por parte del enemigo....

Las dos caras de la verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora