Prólogo

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Estaba sentado en el parque, intentando aclarar mis ideas y retomando energías luego de mi rutina diaria de carrera.

Vi como una hermosa chica con ropa deportiva venia trotando hacia mí, sentándose en la otra esquina de la gran banca en la que me encontraba sentado.

Ella tiene piel pálida, ojos miel, cabello lacio y largo color castaño intentando ser rojizo, con unos labios finos y delicados de un rosa natural y ni que hablar de su figura.

Pensaba en una forma amigable de iniciar una conversación, sin parecer un acosador, cuando alguien se me adelantó, se sentó a su lado y le habló.

- ¿por qué tan sola princesa?- fue lo que dijo él.

Ella seguía mirando a un punto fijo, como si no hubiese escuchado su voz.

El volvió a insistir - puedo hacerte compañía.

Ella hizo una seña de que no podía oírlo, con una negación en su movimiento de cabeza y señalando sus oídos, con una mirada de lo siento.

Él puso cara de pocos amigos mientras se alejaba murmurando cosas como: "jamás ligaría con una jodida sordo-muda".

Entonces quede sorprendido. ¿Cómo una chica tan hermosa, puede tener discapacidad de sordo-muda?

¿Cómo él pudo referirse así a la chica? ¿Cómo podía siquiera pensar en discriminarla por su discapacidad?

Mientras yo seguía pensando cómo hablarle, ella no me dio siquiera tiempo cuando ya había desaparecido.

Me fui pensando si volvería a verla. Y si lo hago, ¿cómo podría hablarle?

No se hablar por señas, no tengo su número para enviarle textos, o algún correo electrónico. Ni siquiera se su nombre.

Algo se me ocurrirá.



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