-𝙭𝙞. ᵇᵃᵇʸ

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ENTRÉ A LA COMISARÍA con pasos apresurados, casi tropezando con la alfombra manchada de café que cubría la entrada

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ENTRÉ A LA COMISARÍA con pasos apresurados, casi tropezando con la alfombra manchada de café que cubría la entrada. El aire estaba cargado con ese olor inconfundible a papeles viejos, café recalentado y electricidad, como si el lugar hubiera quedado atrapado en los noventa y se negara a evolucionar. Las luces parpadeaban de forma tenue, como cansadas de trabajar turnos largos.

Hyunjin venía detrás de mí, en completo silencio. Su rostro estaba tenso pero sereno, caminando con el tipo de compostura que solo alguien que acababa de escapar de una boda puede fingir. La tela de su saco rozaba ligeramente mi brazo cada vez que aceleraba el paso para alcanzarme, pero no decía nada. Su presencia era suficiente.

A lo lejos, vi a mi madre. Estaba sentada en una banca de plástico azul, de esas incómodas que no están hechas para esperar tragedias. Junto a ella, el tío Dae-sang se mantenía en cuclillas, como si agacharse a su nivel pudiera ayudarlo a entrar en su mundo cerrado. Él parecía desesperado por obtener alguna reacción, alguna palabra, algún gesto. Ella, en cambio, permanecía rígida, como una escultura de sal, de espaldas a todos, como si el mundo hubiera dejado de merecer su atención.

—¡Háblame, Geum-sil! —la voz del tío sonó ahogada, rota por la preocupación—. ¿De verdad ibas a saltar? ¿De verdad ibas a suicidarte?

Ella no respondió. Ni siquiera parpadeó. Mantenía la mirada clavada en el piso, como si levantarla fuera el detonante de una bomba que no podía permitirse explotar.

—¡Lo pensé por cinco minutos! —exclamó de pronto, su voz rasgada, enojada y avergonzada a la vez—. Miré el río fijamente pero me acobardé. Corrí cuando vi que la policía venía.

Sus palabras, aunque dolorosas, me aliviaron un poco. Al menos hablaba. Al menos aún estaba aquí.

—¡Mamá! —corrí hacia ella, y mis rodillas golpearon el piso con fuerza, pero ni siquiera lo sentí. Me incliné frente a ella, tomé sus manos frías y rígidas entre las mías con desesperación—. ¿Estás bien? ¿No te pasó nada?

Me miró. Sus ojos, siempre tan vivos, se posaron en los míos durante un segundo eterno, uno que dolió más que cualquier regaño o grito. Luego, sin decir palabra, desvió la mirada hacia otro lado. Me ignoró por completo, como si fuera una completa desconocida.

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⏰ Última actualización: Nov 13 ⏰

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𝗕𝗔𝗕𝗬─── hwang hyunjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora