Capítulo 4

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Cuando terminó de comer, recogió todo y se sentó a mi lado.

-Estaba muy bueno.-Dijo abrazándome, me acurruqué en su pecho.

-Gracias...-Dije, mirándole.

Pero, de repente un lobo irrumpió en la casa, di un salto y le saqué de aquí, Erik me ayudó.

Seguimos luchando pero, le mandé a mi clase. Sin darme cuenta estábamos luchando en mi pupitre.

-Erik.-Le llamé, él me dio una espada. Le apunté.-¿A qué has venido?

-Elliot quiere la paz.

-¿Qué...?

-Es absurdo.

Le rajé el cuello. Me levanté y Elliot apareció.

-Gracias.-Dijo agotado.

-No hay de qué, ¿Para qué coño quieres una tregua?

-¿Te lo dijo?

-Sí.

-Sería interesante ver que pasaba.

-Tienes razón. ¿Qué opináis?-Pregunté mirando a Saito.

-Te acompaño.-Dijo Saito.-El máximo representante aquí es el director.

Le devolví la espada a Erik, le di un beso en la mejilla.

-Quédate con Elliot, ahora vuelvo.

De camino al despacho, Louise y Ryu vinieron.

-¿Qué ha pasado?

-Un lobo vino.-Dijo Saito.

-De nada.-Dije seca. Llamé a Erik, él vino con Elliot.

Elliot, era de mi edad, era rubio con ojos verdes. Le salvé la vida hace unos dos años y desde entonces, me aprecia demasiado. Para mí es como un hermano.

-¿Qué ocurre?-Preguntó Erik.

-Elliot, ellos son, Saito, Louise y Ryu.-Dije.

-Encantado.-Dijo Elliot.

-Igualmente, lobo.-Dijeron los tres.

-Vaya, qué despectivos.-Dijo Elliot.-Magos elementales...

Louise y Ryu sacaron su varita. Y apuntaron a Elliot.

-Arma.-Le susurré a Erik. Él creó una lanza y me la dio les apunté.-Ni se os ocurra.

-Calmaos todos.-Dijo Saito.

-No es un sitio para pelear.-Dijo Elliot, tocándome el hombro.-Gracias.-Me susurró.

-De nada.-Dije, bajando el arma. Al llegar, solo Elliot y yo entramos.

-Hola, tú serás el jefazo de todo esto, ¿no?-Preguntó Elliot.

-Vaya, un lobo y... Tú estabas expulsada.

-Esto no tiene que ver con las clases, sino con los territorios.

-No os daremos nada.

-No es eso.-Dijo Elliot.

-Queremos una tregua. Una convivencia entre seres.-Dije directa.

-Tan directa como siempre, señorita Ren.

-Sí.

-¿Qué opina?-Preguntó Elliot, algo inquieto.

-Me parece bien, además, primero empezaremos contigo.-Dijo El director, mirando a Elliot.

-De acuerdo.-Dijo él.

Al salir, Erik me abrazó.

-¿Cómo ha ido?-Me preguntó Saito.

-Bien, Ha aceptado la tregua.-Dije sonriente.

-¡¿Váis a hacer una tregua?!-Exclamó Louise.

-Sí, y esto no tiene que ver contigo.-Dije borde.

-Esa es mi hermana.-Dijo Elliot, chocamos la mano, y se despidió. Erik y yo también nos fuimos. Al llegar al clan, Al y Bea nos saludaron.

-¿Qué tal?-Preguntó Bea.

-Bien.-Dijo Erik.

Se sentó en una silla, y yo encima suya, en su regazo.

-¿Y qué hacía Elliot por la zona de los magos?

-Hemos hecho una tregua.-Declaré.

-¡Eso va contra natura!-Exclamó Bea.

-Eso está bien, cambiar todo.-Dijo Al, haciendo que ella se callara.

-Sí.-Dije.-Pero, hay que estar atentos.

-Por si acaso, ¿no?-Dijo Bea, seria.

-Sí.-Dije.

-Nos vamos a patrullar.-Dijo Al.

-No os olvidéis de alimentaros.-Dije.

Se fueron.

-Al fin solos, ¿eh?-Dijo Erik, dándome cortos besos en el cuello.

Me separé de él, de un salto.

-No lo hagas sin avisar.-Dije, con la respiración entrecortada.

-¿No te gusta?

-No es eso...-Dije, ocultando mi mirada.-Déjame sola.

-Pero..

-¡He dicho que me dejes sola!-Exclamé.

Él se marchó con un portazo. Me senté en la banqueta del piano. Toqué y canté Crazy in Love (Beyoncé).

~Volviendo a Vivir~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora