Después de pensarlo mucho; accedí.
Fui a la casa de Esperanza, esperando lo peor, cuando ocurrió todo lo contrario. Los padres de Esperanza me recibieron con los brazos abiertos, fueron super amables, me trataron con cariño. ¿Por qué mi madre no es así conmigo? Me preguntaba todo el tiempo.
Sus padres me invitaron a dormir, cosa que no dude ni un poco y les dije que si. Cuando nos llamaron a cenar, no tenía hambre; o no quería comer. Ahí fue cuando me di cuenta que algo había ocurrido conmigo, pero pensé que sería algo pasajero.
***
-Lucero, ¿Por qué no comiste?
-No sé, no tenía hambre.
-¿Segura?
-Si.
***
¿Por qué le mentí? ¿Por qué no le dije simplemente que no quería comer? No lo sé.
***
Al día siguiente, nos levantamos, ella desayuno; yo no. No tenía apetito, no quería comer absolutamente nada. Ella simplemente no me pregunto porque no comí, habrá pensado que no tengo hambre; como ayer. Nos lavamos los dientes y fuimos al colegio. Cuando llegamos, nos enteramos que había un chico nuevo, Bastian; asi se llamaba. Hermoso nombre; definitivamente.
***
Entramos a la clase de biología con Esperanza y lo vimos sentado; cabello color castaño claro, muy alto, ojos color miel y una sonrisa que se notaba a kilometros; preciosa.
Era hermoso, de verdad lo era, pero... ¿Qué oportunidad tenía yo contra Constanza? La respuesta es fácil; ninguna. Es decir, ella era flaca, rubia de ojos claros, linda sonrisa; perfecta. En cambio yo; era una gorda con piernas y brazos. No tenía oportunidad definitivamente.
