Mi vida parecía una rutina: viaje, conferencia, casa. Cada vez que salia tenia a los guardias plantados siguiéndome a donde yo fuera por poco no iban al baño conmigo.
Sabia el nombre de todos, había visto ir y venir a miles de ellos, los conocía de cabeza hasta los pies, conocía hasta sus atuendos, nunca les faltaba nada, siempre tenían un anillo que reconocía, y era de esperarse ya que los veía a diario desde que tenia 16 años.
Mi vida me estaba aburriendo, nunca me divertía, mis amigos ya no querían salir conmigo, poco a poco me iba quedando con los que empece: los guardias.
Pero yo tenia un plan, no pensaba quedarme de brazos cruzados mirando como la vida pasaba frente a mis ojos, debía divertirme mientras estaba en Praga. Yo sabia que debíamos quedarnos un mes aproximadamente en Praga, y a varios kilómetros del hotel habría un concierto de una banda muy famosa, yo iría como acordamos con mi padre, con dos guardias ni uno mas ni uno menos.
Le conté a mi padre, y me dio su aprobación, a si que me quede bastante contenta, no del todo porque le pedí ir sola pero no me dejo, me obligo a mantener los dos guardias.
Pasaron los días y estaba llegando la fecha del concierto, pero yo aun no tenia la entrada, así que ese mismo día fui a un shopping no muy lejano al hotel, donde había una boleteria por supuesto con mis dos guardias cuidándome la espalda. Después de recorrer medio shopping me agote y finalmente fui a la boleteria a retirar los boletos para mi concierto tan esperado.
Regresamos al hotel y fui directo a mi pieza a dormir ya que me sentía muy agotada por recorrer el shopping.
