Capitulo 4: Visitante

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Ya había pasado una semana y las relaciones que tenía el escritor con los lugareños iban mejorando notoriamente, a diferencia de la que tenía con el niño que había encontrado esa noche, que parecía no querer entablar conversación alguna ni estar cerca de él por mucho tiempo. La mayor parte del día se la pasaba en el sillón frente a la chimenea. Eso al escritor lo tenía un poco desconcertado.

                                                                                            ***

Llegada la noche Julián, como últimamente hacía, mientras alimentaba la llama de la chimenea con pequeños leños no dejaba de pensar acerca del paradero de los padres del niño.

- Porque debería tener ¿no? - Dio media vuelta y dirigió su mirada al pequeño que se encontraba sentado en el sillón con los ojos puestos fijamente en el techo, perdido en sus pensamientos. Julián se levantó y se sentó al lado del él haciendo que este se sobresaltara al sentir su cercanía. Esbozo una sonrisa la cual fue ignorada completamente, pero así se animó a preguntar.

- ¿Cuál es tu nombre?- Por alguna razón que ni el entendía, era amable con el menor, tal vez porque le recordaba un poco a él.

- Shisen- se detuvo, su mirada se tornó pensativa y corrigió - no, llámame Miguel- su mirada se suavizo y viendo de reojo al joven escritor se animó a preguntar también.

- y el suyo es ¿...? –por fin un poco de participación por parte del niño lo animó.

- Julián – dijo sonriendo, luego aclaro un poco la voz preparándose para preguntar lo que había querido saber desde que lo acogió en su casa.

- Miguel ¿y tu familia? ¿En dónde está? – No hubo reacción por parte del menor, solo veía cándidamente las llamas en la chimenea.

- ¿No tiene algo mejor que preguntar? – respondió sin más. Julián se sorprendió un poco, luego se le ocurrió que, tal vez, había huido de su hogar por la forma tan fría con que tomo la pregunta.

- Bueno, entonces cambio mi pregunta, ¿Qué hacías solo a altas horas de la noche en un lugar tan desolado como este? – el menor solo soltó una risita al oír la pregunta.

-¿Por qué? Igual no pasó nada- respondió divertido.

- ¿Nada?- Se turbo un poco el escritor al oír eso, irritado se levantó del sillón parándose autoritariamente justo frente a él aunque este ni atención le prestaba.

- ¿NADA? Quedaste inconsciente en medio de la lluvia, solo, pálido, maltratado y sin comer quien sabe desde cuando ¿eso es nada? Te comportas de forma arrogante y pendenciera conmigo cuando al fin y al cabo solo eres un mocoso.

Miguel afectado por eso, lo vio a los ojos fulminándolo con la mirada, luego se levantó y sin decir nada salió de la casa. El escritor solo espero hasta que cerrara la puerta, luego apago la chimenea y se dirigió a su habitación; no tenía hijos, ni le gustaban los niños, por lo que no iba a tolerar una situación así.

                                                                                            ***

Una fuerte tormenta azotaba la casa, parecía que en cualquier momento el techo de madera se vendría abajo. La ventana de la habitación se abrió de par en par a causa de un ventarrón, la lluvia entro estrepitosamente haciendo que Julián se despertara bruscamente y levemente mojado. Cerró rápidamente la ventana y seco su rostro. Al ver tal tempestad se dirigió a la sala en busca del niño.

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