Capítulo 4 - La carta de Aoba.

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Un nuevo día empezaba, de esto se habían dado cuenta dos gemelos, los cuales permanecían en su habitación ubicada dentro de un gran edificio con un decorado algo barroco, uno de ellos un poco apresurado vistiéndose y lavándose los dientes mientras otro aún dormía.

-¡Aoba, llegaremos tarde!- Decía Sei casi por décima vez.

-Quiero dormir- Respondía este sobre la cama y muy adormilado.

-¡Aoba!- Grito ya estresado su hermano.

-Bien bien, ya entendí-

-Levántate rápido, no alcanzaremos a desayunar, faltan diez minutos, llegaremos tarde al aula, aún si no pasamos por la cafetería desde aquí hay 20 minutos-

-Oh no, pero la primera clase es con ren ¿Nee~?-

-Sí, pero eso no nos salva de tener una anotación por llegar tarde a clase-

-Bueno, me vestiré rápido ¿Hoy vamos a usar los trajes iguales?-

-No, no alcanzamos-

-Ok, ok- El de cabellos celestes se vistió y lavo la cara y los dientes rápidamente, para después buscar en su escritorio algunos libros, acto seguido, corrió fuera de su habitación junto con su hermano. Para su suerte, en el camino encontraron a Ren igual de apresurado que ellos, los tres corrían a gran velocidad con esperanzas de no llegar tarde o muy tarde.

Al entrar al instituto encontraron a Mizuki que iba no muy apresurado a su salón de clases, de hecho, en los pasillos aún había personas y ninguno se apresuraba por llegar a clase. Sei se dirigió a él.

-Mizuki ¿Qué está pasando? ¿Por qué nadie va a sus clases?-

-Aún no es hora, faltan diez minutos-

-Oh, es verdad, el reloj está dañado- Sei rió suavemente.

-Así es, oh, es verdad, tu equipaje y el de tu hermano aún está en el salón del consejo estudiantil, tienen que ir por el-

-¡Se me había olvidado! Le diré a Aoba, muchas gracias-

-No tienes por qué agradecerme, sabes que haría lo que fuese por ti- El menor se sonrojo y agacho un poco la cabeza sin quitar la mirada de los ojos esmeralda de su amigo, hacía esto mientras apretaba fuertemente contra sí sus libros.

-Entonces ¿N-nos vemos luego?-

-Claro, adiós belleza-

-A-adiós- Respondió Sei con un gran sonrojo sobre sus mejillas, acto seguido, corrió hacia donde se encontraban su hermano y Ren.

-Aoba, el reloj está dañado y aún debemos ir por nuestro equipaje al salón del consejo estudiantil-

-¡Es verdad! Lo había olvidado-

-¿Entonces cuanto falta para que empiecen las clases?- Preguntó esta vez Ren.

-Creo que ocho minutos-

-Vamos a clase, no alcanzaremos a desayunar-

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-Eso explica porque Aoba y Ren están comiendo tanto, pero ¿Por qué tú no lo haces Sei?- Preguntó Virus.

-No acostumbro comer demasiado-

-Oh, lo supuse- 

-¡Eh, Aoba!- Mizuki corría a la mesa con un sobre en sus manos que –Al llegar- Entregó a Aoba. –Un estudiante dejó esto en el correo, pidió que te lo entregáramos-

Los días de este instituto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora