Los días de este instituto.

Capítulo 5 - Sin respuesta.

Nadie se acercaba al casillero de Aoba, lo que ocasionó que ambos rubios se sentasen en el suelo aburridos, a sus espaldas se encontraba una puerta de madera sobre la cuál estaban apoyados, al final del pasillo había un gran ventanal que hacía que los colores del atardecer ocupasen el lugar e iluminaran los grupos de taquillas pintadas de rojo. No había alguien más aparte de los de traje. Un gran silencio se hizo presente durante unos segundos hasta que fue perturbado por la voz de uno de ellos.

-Era mejor buscar a Mizuki-

-Lo sé, tal vez podamos irnos y ayudar a Koujaku con la fuente, sería más emocionante- El otro sonrió.

-Tengo una mejor idea- Trip miró hacia la puerta, se levantó, giró la perilla y la abrió. No sin antes percatarse de que no había nadie. Virus también se levantó y entró, junto con él, al lugar mencionado anteriormente.

"Oficina del director Toue" Era lo escrito en un letrero que colgaba sobre la pared. Frente a ellos se encontraba un escritorio de madera con papeles algo desordenados sobre él. Virus no pudo evitar sonreír travieso. Con su mano dejó caer bruscamente lo que había sobre la mesa. No le importó que aún quedasen algunos documentos, los cuales, a simple vista parecían importantes, y se sentó sobre el pedazo de madera. El otro, siguiendo su juego, imitó su sonrisa y se paró entre las piernas de el de gafas. Este haló de Trip mediante su corbata dejando sus labios a tan sólo milímetros, rozo su mentón con sus dedos, los dos se miraban a los ojos diciéndose lo que no podían en palabras, ambos sabían bien lo que estaban a punto de hacer y ninguno quería negarse. Sus respiraciones se unían y se volvían una sola. Podían sentir el deseo del otro por unir sus labios, pero el deseo de sufrir dejándolos separados era más grande, ya que de ese modo sabrían cuanto de él su compañero anhelaba rogando unirse para así ser uno sólo, sentir todo lo que el otro ofrecía y arrebatarlo con fuerza para que fuese suyo.

-No sabes cuanto he deseado sentirte de este modo- Susurraron al unísono y sonrieron por las palabras del otro. Unieron sus labios para terminar con la tortura. Virus rodeó con sus brazos el cuello del más alto y puso sus manos entre los rubios cabellos acercándolo a él mientras este apretaba con fuerza las nalgas del de gafas. Sus bocas se abrían hasta donde podían dando paso a la lengua del otro tratando de succionarla e intentando que sus labios se fusionaran. El silencio que antes reinaba ahora era sofocado por el obsceno sonido de sus bocas buscando cada vez más del otro.

No podían evitar jadear al separarse, ambos buscaban un poco de aire. El más bajo miró por sobre el hombro de Trip. La puerta tenía una pequeña ventana por donde se podía ver cómo un estudiante se acercaba al casillero de Aoba. -Mierda- Susurró.

-¿Qué pasa?-

-Alguien está en el casillero de Aoba, parece que trata de abrirlo- 

-Tenemos que ir ¿Verdad?-

-Así es- Los dos suspiraron fastidiados. Virus se levantó de su lugar y salió de esa oficina seguido del otro.

-¡Hey, tu! ¡¿Quién eres?!- Preguntó apuntando al chico que dejó de forzar el casillero de Aoba para mirarle a los ojos.

-¿Y-yo?- Preguntó señalándose a si mismo. Pregunta que sonaba algo tonta ya que eran las únicas personas en ese pasillo.

-¡Si ¿Tu eres el que le envió esa carta a Aoba?!-

-Y-yo... eh, sí, pero...- No pudo terminar la frase al sentir cómo era callado por un costal que cubría su cabeza mientras era atado de manos y pies.

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Era una situación algo incomoda a ojos de Noiz. Nadie hablaba y muy pocas veces hacían contacto visual. Si tenían una pregunta se la hacían al rubio. "Noiz ¿Es esa la letra?" Y el otro, aún si Noiz no hubiese hablado respondía "No Noiz, no es esa, busca entre aquellos papeles" Era raro.