Parte II.

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Dentro de la gran casa el silencio volvía a reinar como el día anterior, con la diferencia de que Liam ya no se encontraba junto a Zayn, con la diferencia de que no vería esos ojos miel nuevamente, con la diferencia de que no iba tocar el fino cabello de Liam, no volvería a besar esos labios suaves que más de una vez lo habían hecho tocar el cielo, con la diferencia que no volvería a ser envuelto en esos brazos que le diero seguridad, confianza, protección y amor. En su pecho el dolor no cesaba, cada segundo se volvía más fuerte ocasionando que el aire de sus pulmones le pareciera insuficiente y el nudo que habitaba en su garganta y estómago se agrandase cada vez más. El sonido de los sollozos de Liza le hacían llorar con más fuerza, sus orbes café ya estaban rojos y sus mejillas inundadas en lágrimas. Su cerebro le decía que pare de llorar porque debía ser fuerte por su niña, pero su corazón no dejaba de doler.

A Niall le dolía la partida física de uno de sus mejores amigos, no se imaginaba el dolor de Zayn y Liza, debía ser el doble de fuerte.

- Zayn. - llamó el rubio. - Te prepararé un té, ¿está bien? - preguntó levantándose del sofá, no quería seguir presenciando tan dolorosa escena.

Niall solo recibió un asentimiento como respuesta, y no pedía más solo quería abandonar el lugar, sentía como si cada segundo que estaba allí su pecho se contraía y su corazón dolía de manera inexplicable.

El irlandés caminó rápidamente hacia la cocina y buscó la tetera de porcelana, le agregó agua, buscó entre los gabinetes algunas bolsas de té hasta que las consiguió, tomó algunas de sabor a durazno sabiendo que era el sabor favorito de Zayn.

El ojiazul se perdió en sus pensamientos preguntándose cual fue la causa que orilló a Liam a suicidarse, era obvio que no fue una muerte natural. Liam lo tenía todo: Un esposo que lo amaba como a su vida, una hermosa e inteligente hija, un hogar y un buen trabajo como productor y dueño de una de las más grandes disqueras en Reino Unido, no le encontraba lógica. Un pitido incesante fue lo que sacó a Niall de sus pensamientos, tomó una toalla que estaba al borde del fregadero y retiro la tetera de la cocina, la dejó sobre el mesón en medio del lugar, sacó dos tazas con estampado y vertió el líquido en ellas para luego agregar las bolsitas de té.

Ya Zayn estaba tomando entre sus labios el líquido caliente, la sala seguía en el mismo estado con la diferencia de que el llanto había cesado y Liza se encontraba dormida en el pecho de del mismo.

- Gracias. - dijo amablemente.

- No es nada. - trató de sonreír pero la sonrisa terminó en una mueca. - ¿Quieres que deje a Liza en su habitación?

- ¿Harías eso? - miró a los ojos a su amigo y el asintió. - ¿Puedo pedirte otro favor? - preguntó con vergüenza.

- Lo que quieras hermano, sabes que cuentas conmigo. - respondió con toda la sinceridad posible.

- ¿Podrías cuidar a Liza mientras voy a la morgue para arreglar los papeles de Liam? - preguntó leyendo un mensaje que acababa de recirbir.

- Claro que sí Zayn. - aceptó viendo como su amigo se levantaba del sofá y se retiraba de la sala.

El moreno subió las escaleras seguido de Niall quien tenía a Liza reposando en su hombro, caminó hasta su habitación y la depósito en su cama vestida con sábanas púrpuras acompaña de varios peluches en el lugar de las almohadas, antes de salir dirigió su mirada a la mesita de noche que estaba decora únicamente por un lámpara que iluminaba animales en la noche y un retrato de Liam, Zayn y Liza. Zayn quien se encontraba detrás solo calló su sollozo con su mano izquierda y salió de allí, no quería despertar a su pequeña.

Todo era irreal para Zayn, desde que encontró el cuerpo de Liam en el piso del baño, hasta la llegada a la funeraria en donde todo parecía más espeluznante. El ojimarrón se encargó del papeleo correspondiente, del reconocimiento del cuerpo, de la vestimenta, de la autopsia que reveló la causa de la muerte, la cual fue sobredosis de medicamentos, y hasta de la compra de coronas de flores, cada minuto para él era parte de un sueño, pero para su desgracia, no lo era.

Ángel Boo •Ziam Palik• OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora