Capítulo 3: Caminos peligrosos.

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La gente lo observaba de manera extraña, llevaba a ambos niños en brazos los cuales dormían, "Debo verme muy paternal..." una suave sonrisa se dibujó en los labios de Abel mientras caminaba hacia una tienda de apariencia normal; al cruzar la puerta el establecimiento estaba muy bien dotado, una variedad esperable por ser un pueblo fronterizo. La dependienta era una mujer de apariencia ruda, ella observo a Abel desde que entro, luego a los niños y sonrió levemente.

- ¿Necesitas algo cariño? - Dijo la mujer con cierta amabilidad que a él le sorprendió, se acercó a ella sonriendo levemente nervioso.

-Bueno, necesitamos víveres y ropa para ellos, hemos estado viajando en penurias y bueno... -La mujer le detuvo.

-Tranquilo, estos tiempos son difíciles para todos, te ayudaré por un precio moderado... -Él asintió levemente, dejó a los niños en una silla cercana y empezó a hacer negocios con la señora.

Kyo abrió levemente los ojos, vio a los lados y se maravilló con la tienda, movió a su hermana y ésta despertó con molestia, la empujo lentamente y  ambos niños empezaron a ver todo con mucha curiosidad, armas, armaduras, plantas, víveres, objetos de extraña y dudosa procedencia, etc. Aunque sus cautelas eran increíbles, al parecer su estancia en el orfanato, a pesar de ser corta, los hizo más cautos que cualquier otro niño.

Un alboroto extraño fuera de la tienda hizo que Abel terminará aceptando el precio que la mujer le pedía, camino hacia una de las ventanas y pudo observar cómo unos soldados vestidos de rojo y azul sobre sus armaduras detenían a la gente y los revisaban.

- Es la tercera vez esta semana... -Dijo la mujer arreglando las cosas que Abel compraba. - Niños pueden cambiarse en la tras tienda. - Les dio las ropas y estos fueron por una puerta tras ella. -Es usted un usuario de magia, ¿No?

-Si. -Dijo Abel con mucha desconfianza. - ¿Nos entregara?

-Para nada, esos bastardos tomaron a mi hijo... - Su voz sonaba herida y llena de rabia, él se acercó a ella y le coloco la mano en el hombro para consolarle. - Ve a la tras tienda con tus niños, hay una trampilla que conduce a un túnel de contrabando... Y por favor, si tiene la oportunidad, acabe con esos sucios inquisidores... -Abel asintió, tomo las cosas que la señora preparo y dejo un pequeño saco con más dinero que el acordado.

Al entrar, ambos ya estaban cambiados con ropas de viaje iguales, ambos le vieron con curiosidad y del otro lado de la pared se escuchaba una puerta abrirse; abrió con cuidado la trampilla e hizo que los niños bajaran.

-Señor Abel... -Kyo empezaba a decir, pero este le hizo una seña de silencio y que se apresurará, caminaron lentamente en la oscuridad; el símbolo en los rostros de los niños brillo haciendo más fácil el camino.

En la tienda, varios soldados observaban a la mujer de manera acusadora y amenazante, la puerta volvió a abrirse y entro una general, todos se pusieron firmes, la mirada de la general era fría e incómoda, su voz sonaba suave, pero escondía un tono autoritario y malicioso.

-Greta, querida ¿Has sabido de algún "mago"? -Decía está viendo de reojo a la dependienta.

-Nada, igual que la última vez... - Murmuro esta sin verle directamente fingiendo que arreglaba cosas tras el mostrador.

- Según tengo entendido, un hombre con dos niños pequeños entro aquí, pero no salió... ¿Me lo explicas? -Sus ojos fríos fueron directamente hacia ella.

-¿No has pensado que la gente lo que quieres oír por temor a tus reprimendas? -La voz de la mujer sonó firme manteniéndole la mirada, los soldados se vieron levemente las caras y uno irrumpió en la tienda.

-General Coraline... Tenemos información sobre una caravana que paso más temprano, supuestamente había personas encapuchadas con el símbolo de los magos del sur en sus capas... - El soldado noto la tensión y la general salió de la tienda mientras este la esquivaba.

- Dejemos este cuchitril entonces, debemos alcanzarlos, por el rey... - Los soldados repitieron en forma de grito las últimas palabras y salieron de la tienda cerrando la puerta.

-Por los dioses... espero que no se encuentre a esa mujer aun... -Murmuró la dependienta empezando a lagrimear lentamente. 

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