Capítulo extra 1: Flamas suaves.

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La chica corría con paso apresurado entre varios árboles, tenía una capa que le tapaba el rostro y el cuerpo; sus perseguidores le pisaban los talones, podía escucharles detrás a varios metros como le gritaban insultos. Tropezó cayéndose  contra un árbol y logro detener la caída con las manos, entre jadeos se incorporó y siguió huyendo mientras varias flechas se clavaban cerca de ella. Pocos metros más tarde,  llego hasta una pared de aspecto rocosa bastante alta y empezó a ver a los lados buscando una manera para huir , pero los caballeros de la inquisición la rodearon rápidamente apuntándole con sus armas; ella les vio de manera atenta mientras rebuscaba en su capa.

-No debiste huir maga, ahora tendremos que arrastrarte de vuelta... -Uno de los soldados se acercó lentamente empuñando de manera firme su espalda. Dos arqueros cayeron, ambos tenían cortadas en el cuello y sangraban de manera profusa.
-¿Que demo...? -Uno de los soldados les reviso rápidamente y vio hacia la oscuridad del bosque. Los soldados empezaron a ponerse nerviosos y el que se adelantó regreso a su posición inicial.

La chica tomó la empuñadura de plata en la parte trasera de su vestido y  los minutos después,  varios ruidos suaves empezaron a sonar dentro del bosque, pasos y movimientos bruscos entre los matorrales. Una daga de oro se clavó en la cabeza de uno de los soldados, al ver estos los otros se lanzaron hacia el bosque; la chica veía de manera atenta soltando la empuñadura muy confundida, unos fuertes gritos sonaban y luego el silencio reino. Una figura bajo una capa negra salió del bosque y se bajó la capucha, su cabello era castaño oscuro levemente largo, sus ojos tenían un suave brillo naranja; se acercó lentamente a la chica la cual volvió a tomar la empuñadura atentamente.

-¿Estas bien? -Dijo el mientras se quedaba a varios metros de ella, esta asintió levemente. -Eres una maga, ¿no? -Esta volvió asentir apretando levemente la empuñadura. -Perfecto entonces, vengo de Réquiem, estoy en una misión de búsqueda y rescate de todos los posibles magos perdidos...
-Demuéstralo... -Murmuro la chica de manera desconfiada, el chico sonrió de lado, su sonrisa era cálida a lo que ella se sonrojo levemente bajo la capucha; el chico saco una de las dagas de oro bajo la capa, extendió el brazo notándose varios tatuajes de flamas azules, murmuro algo muy bajo y varias flamas rodearon la daga y medio brazo de él.
-¿Suficiente? -La chica asintió relajándose un poco, el chico detuvo las flamas y guardo la daga. -Sígueme, se acercan más y debemos resguardarnos de la noche... -El chico empezó a caminar siguiendo la pared rocosa y la chica le siguió varios palmos mas atrás, desconfiaba ligeramente de el aunque una parte de ella confiaba en él.

Varios metros más adelante,  él señalo una cueva en la pared rocosa, ambos entraron y vigilo atentamente los alrededores; al entrar el ella ya no tenía la capa puesta, la chica tenía el cabello largo hasta la cintura de color negro, tenía puesto un vestido negro corto que estaba bastante pegado y unos botines. Él le veía embobado sonriendo levemente de lado, ella no se había percatado de que el chico había entrado de nuevo hasta que giro la mirada, en la parte trasera de su vestido tenía una empuñadura de plata y la observo directo a los ojos; eran mitad rojos y la otra mitad anaranjados.

-Entonces eres un mago de fuego... -Murmuro ella deteniendo el incómodo silencio que se había formado, el sonrojo estaba tomando parte en el rostro de ella mientras él simplemente le observaba.

-Sí, ¿De dónde eres? -El chico se quitó la capa y la dejo junto la de ella, hizo un suave ademan con la mano hacia esta y ella se sentó con cuidado; él se sentó frente a ella, las ropas de él eran una camisa con un símbolo en el pecho del lado derecho, era el símbolo de una flama naranja.

-Soy de una de las escuelas del sur. -La voz de la chica era bastante dulce y suave, él sonreía levemente.

-Pero, tengo entendido que ustedes habían logrado transportarse a Réquiem hacia un par de meses... -Dijo el viéndole de manera atenta.
-Sí, pero me quede dormida mis nervios antes de la evacuación evitaron que pudiese dormir bien y luego el portal fue sellado... -Suspiro ella avergonzada quitándose el cabello del rostro con cuidado.

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