"Capítulo 1"

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Odio este vestido, odio los tacones, odio a mi estúpido padre por obligarme a ir a esa estúpida reunión de "negocios" lo único que hacen es beber y beber hasta perder la consciencia. Me miraba mil veces en el espejo que tenía enfrente, me sentía ridícula yo nunca usaba vestido y menos tacones, el vestido era diminuto, apenas si me cubría y cada que caminaba se me doblaban los tobillos.

-¡Catherine por el amor de Dios apúrate!.- me gritó mi padre enojado, ya íbamos 10 minutos tarde por mi culpa.

-¡No voy a ir!.- le grité y me quite los tacones, que se vaya a la mierda.

En ese momento entró mi hermano en la habitación me miró y sin decir nada se acercó a mi, agarró los tacones del suelo y me cargo como costal de papas.

-¡Bájame ahora mismo Jason!.- le di golpes en la espalda pero era imposible, me dolía mas a mí que a él. Maldito estúpido para que tiene ese estúpido cuerpo.

-Lo siento, mi padre me obligó.- dijo mientras reía, lo disfrutaba, se notaba a kilómetros.

-Maldito mil veces.- le dije a mi padre que me miró con decepción y salió de la casa detrás de nosotros.

Mi relación con mi padre se fue a la mierda cuando mi madre falleció, yo tenía 15 años cuando ella murió, han pasado 3 años desde que ella no está y todo cada vez se hace mas difícil, mi padre se refugió en el trabajo y ahora es el director ejecutivo de quien sabe que empresa, gracias a eso nuestra vida a sido "mejor" económicamente pero de ahí en fuera todo es un desastre, mi hermano se metió en las drogas, ahora está por terminar la rehabilitación, mi padre nunca está en casa y yo, bueno yo cada que está papá en casa, que casi nunca, peleamos a morir. Antes no era así, yo era la niña de papá y siempre jugábamos, pero eso es cosa del pasado.

Llegamos a la reunión y mi padre se bajó volando del auto en cambio yo me tarde las horas, todavía no me ponía los tacones de nuevo y ni pensaba hacerlo así que me baje descalza con ellos en la mano, mi hermano me ayudó a ponermelos y me abrazó por la cintura para que no cayera al suelo cada que daba un paso. Fui al baño y cuando salí mi hermano no estaba, lo busqué con la mirada y lo encontré ligando con una chica, era bonita pero se notaba que era una cualquiera. Empecé a caminar despacio, embobada en mi celular cuando choqué con alguien. Levanté mi mirada despacio, era un chico y mas alto que yo incluso con los tacones, cuando llegué a su cara noté que tenía la mandíbula apretada y sus ojos me miraban llenos de furia. Nunca había visto unos ojoa así, eran verdes, pero no del típico verde, si no de uno mas intenso, de esos que te roban el aliento, tenían un aire de misterio, no sabía si se veían así por lo enojado que estaba o así eran.

-Lo... siento.- tartamudee como una idiota, este tipo daba miedo y quería salir corriendo de ahí y eso fue lo qie hice, me quite los tacones y salí disparada a no se donde.

Llevaba horas caminando intentando llegar a mi casa, me duelen los pies, me volví a poner los tacones perl después de un rato me los quité, había hecho eso unas treinta veces, ya estaba oscuro y no tenía batería en el móvil, estaba incomunicada y perdida.

Me senté en una banquita, mis pies me dolían horrible, empezaba a llover, hacía frío y no traía suéter. Un auto se paró al lado de mí y bajo la ventana, era aquel chico de ojoa verdes con el que había chocado.

-Sube.- prácticamente me ordenó, e volteo a ver, su mirada estaba clavada al frente.- Que esperas, súbete.- me volvió a decir, me acerqué al auto y subí en el asiento de copiloto. En cuanto cerré la puerta arrancó; iba muy rápido, me puse el cinturón de seguridad con las manos temblando. Me moría de frío pero no quería decir nada, me fijé en sus manos, agarraba tan fuerte el volante que se le veían balncos los nudillos.

-Bájate.- me dijo una vez que paró el auto, lo miré expectante y volteé a ver en donde estábamos, me había llevado a mi casa.

¿Cómo sabía donde vivía?.

-¿Cómo...?.- empecé a decir pero me cortó en seguida.

-No hables, bájate.- y sin decir nada más me bajé del auto y él arrancó dejando el suelo manchado con las llantas.

Entré a la casa y mi padre estaba furioso, gritaba atrás de mí pero no le puse atención, me encerré en mi cuarto y me dispuse a dormir.

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