Capítulo 4

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Este capítulo está dedicado a: @shei240702

SOLE:
Ni bien terminó la clase salí corriendo para irme a mi casa. No soportaba un minuto más ahí adentro. Diego y Lila me siguieron, por supuesto. Me pidieron mi número de celular y cada uno se fue a su hogar.

Como la mía quedaba a unas pocas cuadras del colegio siempre voy y vuelvo caminando sola envuelta en mis pensamientos, pero esta vez sentía que no estaba sola, como que alguien me seguia. Medio asustada apuré el paso, pero quien sea que venía detrás mío también empezó a caminar más rápido. Yo, ya demasiado asustada comencé a correr lo más rápido que mis piernas me permitían. Él o ella también empezó a correr.

- ¡Sole! ¡Esperá!- dijo. Era una voz que yo conocía. Era una voz masculina. Me gustaba esa voz, siempre me gustó.

- ¿Qué hacés Franco?- ¡¿Alguien me explica qué hace él acá siguiéndome por la vereda?! Este chico es muy bipolar un segundo me grita que soy un hongo y al otro me besa y me sigue hasta mi casa. La verdad no lo entiendo.

- Yo me preguntaba si...

- ¿Mhm...?

- ¿Me podés ayudar a estudiar para italiano? Es que la verdad me cuesta horrores ese idioma.

Mmm... Él y yo encerrados en una habitación estudiando idiomas... No, no me lo imagino.

- Mmm... B... Bueno... ¿Cuándo tenes un día libre?

- ¿Te parece el martes?

- Justo ese día tengo teatro...

- No sabía que actuabas- dijo medio asombrado.

- Sí, actúo. ¿Los viernes podes?

- Sí. ¿Me das tu número de celular?

¿Franco pidiéndome mi número de teléfono? Para mí que se está drogando o alguna comida le cayó mal...

- Sí. Uno, cinco, seis, cuatro, nueve, cinco, ocho, ocho.

- Bien. Te voy a enviar un mensaje para que me anotes. ¿Nos vemos mañana?- dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

- Dale. ¡Chau!

- Chau, Sole...

Di media vuelta y seguí caminando. Estaba muy consciente de que Franco me miraba mientras caminaba.

Llegué a mi casa, dejé todas mis cosas en mi habitación y me acosté en el sillón.

- ¡Hola Sole! ¿Cómo te fue hoy?- dijo mi mamá.

- Maravillosamente bien...

FRANCO:
Estaba feliz. Sí, yo y ella. Podía notar la felicidad presente en su cara. Esta era la primera vez que teníamos una conversación normal, sin insultos y sin miradas de odio. ¿Por qué nos odiamos? Por poco nos sabemos los nombres pero no veo el motivo para el odio. Cada minuto que pasaba me sentía más raro con ella, más pegado a ella. Y pareciera que ella no es tan tímida conmigo. Pero ¡Dios! ¿Por qué le pedí que me enseñara italiano? Ahora además de verla todos los días en la escuela también la tengo que ver a la tarde. ¿Por qué hice eso? ¿Por qué no pienso antes de actuar? Ah sí, porque soy un verdadero idiota. ¿Por qué la sigo a ella en vez de disfrutar a las demás chicas que tengo siguiéndome? Si sería un poco más vivo ya estaría disfrutando con otra chica nueva, pero no, en su lugar estoy acá parado en la vereda mirando como se aleja la chica que nadie quiere, la nerd. Bah, hay dos que si la quieren, el nuevo "Dieguito" y creo que y...

El sonido de mi celular interrumpió mis pensamientos. Era Gaby.

*Llamada telefónica*

Gaby: ¡Eyy bro!- se escuchó una sonora carcajada.

Franco: ¿Otra vez en el bar? Sabes que no te hace bien tomar...

Gaby: ¡No seas aburrido y vení! ¡Ya me enteré de que te gusta la tontita esa!

Franco: ¡No me gusta ella! Y no es tonta. Y no, no voy a ir.

Gaby: ¡Daaalee! Por favor...

Franco: Voy a ir, pero solo porque estás tomando y no quiero que lo hagas.

*Fin de la llamada*

Volví al colegio donde había dejado mi auto y me dirigí al bar donde se encontraba Gabriel, y ahí estaba él, tirado en el suelo con un vaso grande de cerveza al lado de la mano.

- Dios, Gabriel... ¿Qué te pasa? Sabes muy bien que te hace mal tomar demasiado.

- Jajajajaja... Sólo... un trago... más...

- No- dije levantándolo del suelo-. No vuelvas a tomar de más. No quiero que termines siendo alcohólico.- y cuando terminé de decir esto nos fuimos de ese horrible lugar. Odio las bebidas con alcohol y los cigarrillos.

Lo metí en el auto, le abroché el cinturón, salimos y se durmió. Tenía un olor horrible a una mezcla de vómito y alcohol. Estuve todo el santo viaje hacia mi casa con arcadas.

- ¡Gaby! ¡Dale!- grité sacudiéndolo. Nada. Ni un movimiento. Entré en mi casa, busqué un vaso, lo llené con agua fría y se lo tiré en la cara.

- ¡¿Pero qué mierda?!- dijo saltando del asiento.

- Nada, que estás borracho y no te despertabas.

- Pudiste haberme llamado o gritado...

- Lo hice. Por eso te tiré agua. Andá a bañarte que no aguanto el olor a vómito que tenes...

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⏰ Última actualización: Sep 12, 2015 ⏰

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