Kyungsoo tiene muchos planes, por ejemplo, asesinar a un hombre o a dos o a tres... Kyungsoo tiene un solo sueño y este es, vengar la muerte de las personas que amó. No importa quién o quiénes se metan en su camino, él definitivamente tiene un solo...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Fuente YuriBlack
Me vi involucrado en toda esta historia gracias a Minseok, mi pareja. Me gusta mucho. No. Estoy muy enamorado de él. Tengo mil maneras de llamarlo: Minie, Baozi, Mi, Minseok, en fin... pero solo yo puedo llamarlo de esas formas, para el resto del mundo es Xiumin. Y yo, Zhāng Yì Xìng... para todos los demás soy Lay.
¿Cómo llegamos a esto? ¿Cómo me enamoré de esta manera? Debería empezar a contarles cómo nos conocimos... Fue en un matrimonio. ¿Lo ven? Es como si hubiéramos estado destinados desde un inicio.
¿Han visto esa película de Julia Roberts, «La novia fugitiva» o algo así? Esa donde cada vez que ella está a punto de contraer matrimonio se arrepiente en el último momento y sale corriendo de la iglesia... Bueno, yo... soy un poco como ella y conocí a Min en mi boda.
Era la tercera vez que vería cómo alguien llegaría hasta mí en una ceremonia nupcial. Las dos primeras ocasiones se habían arruinado al mejor estilo de la Roberts y acabaron conmigo corriendo mientras usaba un esmoquin alquilado y una mujer bravísima me lanzaba sus tacones. Comprenderán entonces el nivel de estrés que manejaba yo en ese momento.
Mis familiares habían tomado todas las previsiones sobre el caso para que aquello no volviera a pasar y una de ellas era asegurarse de mi variada preferencia sexual, por eso esa tarde la persona que caminaba hasta mí, también tenía un esmoquin. Me estaban casando con ZhouMi, era realmente apuesto, agradable, de buena familia, en fin, yo estaba muy contento. En verdad... Yo estaba... defecándome del miedo. Hiperventilándome, tuve que encerrarme en el baño para calmarme.
—Te diría que está ocupado, pero... —escuché decir. Cuando volteé, ahí estaba un hombre sentado en el sanitario. Olía mal, por cierto. Me giré avergonzado.
—¡Lo siento!
—Está bien, ya había terminado —escuché el sonido de la cadena y luego el correr del rollo de papel higiénico. El mal olor empezó a desaparecer—, pero si sales y esperas hasta que me limpie el trasero, sería magnífico.
—No puedo salir. Lo lamento, no estoy listo.
—Eres el novio, ¿verdad?... ¿Plantarás a mi primo en el altar? —preguntó alzando la voz— Es bastante odioso, pero no tanto como para que me alegre eso —Lo escuché levantarse y caminar hasta el lavabo—. En realidad, estaba muy feliz porque nunca antes hubo una boda gay en la familia.