Mundo cibernético- La aventura comienza

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Aparecí con un traje negro en el inventario, parecido al de los ninjas, y puesto llevaba una vestimenta, como la de los campesinos de la Edad Media, camisa de manga larga de algodón, con pantalones largos, pero me loa recogí para que fuesen cortos. Estaba en medio de un bosque, con árboles tan altos como edificios de cuatro plantas, mientras que por el suelo se extendían matorrales, flores sobre una capa de fresca hierba verde. Algún pájaro alzaba el vuelo, otros piaban, parecía como si hubiesen notado mi presencia. Un sol radiante se dejaba ver entre los árboles, iluminando partes de aquel bosque, en el que las ardillas correteaban por las ramas más frágiles, sin llegar a romperse, mientras algún conejo corría de lado a lado.

-Héctor, aquí, en este mundo, no hay objetivo, simplemente es un VMMORPG en el que eres libre de hacer muchas cosas, las misiones no te harán que al acabar tengas que hacer otra o cosas así... ¿Héctor me escuchas?... Parec... conexión mala... no... preocupes... adi...

-Mala conexión, parece que aun hay algunos defectos. Tendré que salir de aquí, e informarme de lo que ocurre en el mundo. Tal vez halla alguien que me pueda ayudar en algún pueblo cercano. Bueno veamos que tenemos en el inventario, un mapa sobre los pueblos alrededor de este bosque, una navaja grande, 3 manzanas, 100 monedas de cobre, el traje de negro y una bola de cristal transparente que no sé para que sirve. A ver el mapa, según esto, si voy en línea recta debería llegar a Greenmoor, un pueblo cerca del bosque, por el cual pasa el camino real, pero aparte de eso
y de estar cerca de una mina, no tiene nada en especial.- Así que después de ponerme la navaja, me puse en camino.

Después de haber andando durante un buen rato por fin salí del bosque. A simple vista se podía ver el pueblo, así que me puse a andar por el camino, que parecía estar hecho simplemente de tierra, aunque algunas piedras sueltas se podían observar a los lados de los caminos, como si tuvieran miedo de ser vistas. A ambos lados del camino se extendían grandes campos de trigo. Ya cuando había recorrido la mitad se cruzó un carro, tirado por una burra y conducido por un anciano con un ancho sombrero de paja sobre las canas que poblaban aquel ático.

-Buenos días caminante, ¿quieres que te lleve este pobre anciano?

-Sería un gran favor, ya que bajo este sol me estoy cansando bastante rápido, así que sería de ayuda.

-Pues sube aquí delante y conversemos como caballeros que somos.

-Claro.- le dije mientras subía. No parecía mal tipo, un anciano de unos 80 años, encorvado y solitario. Ahora ya le debía un favor.

-¿Eres de por aquí chaval?

-No, vengo de muy lejos, pero como nunca estudié geografía no sé donde me encuentro.

-¿Así que no eres uno de esos nobles mequetrefes sabelotodo? Lo tuve que adivinar por la ropa.

-¿Nobles mequetrefes sabelotodo?

-Sí, ¿no lo sabes?

-No, lo siento, me crié trabajando duro en la labranza y cuida de animales de granja. Nunca he oído hablar de nada más allá de la casa de mis padres.

-Mmm, ¿un chico de granja? Bueno, yo no sé mucho, pero le podrías preguntar a Bernard. Es un anciano que ha viajado por todo el mundo, siempre te dice lo que quieres saber, o te cuenta historias a cambio de unas rondas en la taberna de Greenmooor. Dile que vas de parte de Roy, y seguramente aun te pida menos rondas. Por cierto yo soy Roy.

-Yo soy Héctor, un placer.

-Igualmente. Si quieres te puedo contar un poco sobre el rey, para que vayas sabiendo algo.

-No estaría mal, la verdad.

-Bien, aquí vamos. El rey se llama Elgald, es muy ambicioso, tanto que quiere conquistar el mundo, y ávaro, sus impuestos son excesivamente altos, y aquellos pueblos que no pagan, suelen ser quemados. Vive con su esposa y sus hijos en el palacio real en la capital. Siempre está protegido por varios guardias muy bien armados, y entrenados, además de magos.

Una vida pasada- Eureka, un mundo en guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora