Capítulo 10: Cuarto compartido

4K 231 6
                                    

—Pásame el azúcar.
—Lo tienes a diez centímetros de tu brazo, tómala tú.
—¡Que me des el azúcar, Niall!
—¡No!
—¡Listo, no me caso, pido el divorcio absoluto, contrataré a alguien para que llegue a mitad de la boda y diga "yo me opongo"! —le grité a Niall en el desayuno.
Las cosas no iban bien, tal vez el Rubio estuviera considerando el matrimonio ahora que éramos novios oficiales. Había pasado una semana desde su cumpleaños y nuestro compromiso, pero más allá de parecer la pareja feliz que fuimos en el parque de diversiones con los chicos, volvimos a ser los mismos de antes. Y de alguna manera eso me gustaba.
—Toma —me extendió el frasco de azúcar con la cabeza gacha y la voz cansada, esto de las peleas le estaba estresando, aunque para mí eran un respiro de tantos besos y cariños que me daba en la escuela.
Si creía que la peor parte había pasado cuando les contamos a nuestros amigos que nos casaríamos, es porque había olvidado que aún iba a clases. Todas las chicas comenzaron a dedicarme miradas aterradoras, los chicos nos molestaban con la luna de miel y Mike... él era el primero en iniciar las burlas.
—Jenna, ¿me puedes acercar la miel? —me pidió Holly. La miel estaba más lejos que el azúcar, así que me levanté y la tomé para entregársela.
—¡¿Te paras por la miel y no por el azúcar?! —exclamó Niall, su cuello iba acalorándose por la frustración y no paró de bufar hasta que terminamos de desayunar.
Mi padre que ya se había ido al trabajo, mamá desayunaba en la cama cuando se despertaba –al mediodía-, Lily no se encontraba en casa porque ahora vivía en la universidad y Maura comía en la cocina. Nuestros desayunos sin la supervisión de un adulto eran un caos total.
—Iré a lavarme los dientes, espérenme —nos avisó Holly mientras corría escaleras arriba.
Nos quedamos solos en la entrada, listos para irnos a la escuela. Miré de soslayo a Niall, nunca logró usar el uniforme como se debía: la chaqueta arrugada, la camisa afuera, los pantalones por debajo de lo normal y la corbata suelta alrededor de su cuello.
Me acerqué a él y comencé a anudar su corbata, al menos se vería un poco más presentable. A veces me preguntaba que había pasado con el chico que todos adoraban de pequeño.
—Tienes que pasarla por abajo, la pones por aquí y ya está —mientras le arreglaba la corbata le daba indicaciones para que aprendiera. Él me dedicó una sonrisa y besó mi mejilla.
—Tendrás que darme clases particulares si quieres que aprenda a cómo anudar esta cosa —me dijo, sosteniendo entre las manos el extremo largo de la corbata.
—No es necesario, puedo hacer esto todas las mañanas —le dije, restándole importancia con la mano. Sin embargo, para Niall, mis insignificantes gestos de amabilidad tenían mucha relevancia.
Entrelazó nuestras manos y tiró de mí para quedar más cerca de él.
—¿Te había dicho que te amo? —susurró en mi oído. Me estremecí, durante la última semana el papel de esposa me estaba afectando demasiado, cuando quería aparentar que no me importaba nuestro matrimonio, él hacía algo extremadamente dulce que hacía que mi corazón se agitara y que mi pulso se disparara.
—Creo que unas mil veces —le respondí tratando de alejarme.
—¿Tan pocas? —Niall y su romanticismo, me enfermaba para bien y para mal—. Entonces tendré que decírtelo unas mil veces más por el resto del día.
—Niall, eres un chico, no puedes ser tan... así.
—¿Así cómo? —me preguntó abrazándome de espaldas.
—Así... tan... no lo sé, pero se supone que yo debería ser la cursi, no tú —le espeté volteándole para quedar cara a cara.
—Pero tú no eres así, además, esperé diez años para hacer esto —con una mano levantó mi mentón y me besó en los labios.
—Y lo podrás hacer lo que te queda de vida —le aseguré cuando dejó de besarme—. Pero esta mañana no es la indicada, ¿de acuerdo?
—Gruñona —murmuró, pero igual lo escuché.
Holly regresó y nos fuimos a la escuela. Me dejaban conducir en la semana para trasladarnos cada vez que quisiéramos: Para ir a la escuela, para volver a casa, para visitar a mis amigas o dejar a Niall en la pastelería que trabajaba.
—Te iré a dejar a tu salón, tengo que hablar con Mike —me dijo Niall cuando llegamos a la escuela y caminábamos por los pasillos.
Asentí en silencio, ¿de qué querría hablar con él?
—¡La pareja del año, Jiall! —exclamó Mike cuando nos vio entrar. Mis compañeros se rieron y nos dieron golpes en la espalda como saludo, las chicas mantuvieron la distancia pero miraron de reojo a Niall.
—Prefiero Nenna —le dijo Niall.
Él apartó a Mike en seguida y estuvieron conversando hasta que la campana sonó. Se veían serios, parecía ser un tema de suma importancia del que hablaban.
Niall se acercó a mí y me besó en la frente como despedida, los demás no esperaron a gritar cosas obscenas acerca de nosotros.
Y eso que recién eran las ocho.
Al recreo busqué a mis amigas, Fati estaba saliendo de su salón cuando la encontré. Le pregunté si había vuelto a ver al tal Harry y me dijo que esa tarde la iría a buscar a la salida, se veía feliz y enamorada. Lástima que sus padres no aceptaran a cualquier chico como su novio, eran muy estrictos y siempre discutían. Aun así, Fati era alegre y estaba dispuesta a olvidar sus problemas con tal de ayudar a los demás.
Cuando se nos unieron Sol y Abi, comenzamos a hablar de cosas sin sentido hasta que Fati tocó el tema de la boda.
—Creo que deberías contratar a alguien para que te ayude a organizar el gran día, como estarás en clases y Niall esta más que ocupado...
—Todo calculado, Fati —le respondí—. La hermana de Lou es organizadora de eventos, el otro día hablamos por teléfono y ella se encargará de todo.
Con eso quedaron más tranquilas y continuamos como si nada. Pero cada vez que decían la palabra "boda" mi estómago se retorcía, los nervios que sentía de sólo saber que compartiría mi vida con Niall eran insoportables. Y estaba segura de que no sería como estos diez años de peleas, él quería que yo fuera su mujer no Jenna Descerebrada.
A la salida, busqué a Holly y nos fuimos a casa. Niall se iba directo al trabajo y para eso sólo tomaba el autobús.
A veces, aunque me costara admitirlo, me gustaría ser como Niall. Él era listo, agradable, la gente lo amaba y podía hacer lo que quisiera. En cambio yo, era pesimista, tonta, despistada y mal agradecida. ¿Por qué Niall se había fijado en mí? Seguro fue porque pasamos más de la mitad de nuestra vida juntos. Y ahora esperaba pasar el resto de lo que nos quedaba.
Me encerré en mi cuarto a esperar a que dieran las ocho, la hora en que Niall terminaba su turno y yo iba a recogerlo. Leí toda la tarde mi libro de "Peter Pan", ese que el Rubio me regaló.
Un lado me decía que tenía que casarme con Niall porque se lo debía y otro me gritaba que esto era una injusticia. Sin embargo, un término medio susurraba que él de verdad me gustaba, que lo quería y que con el tiempo llegaría a amarlo.
Bajé el libro y lo guardé en el estante que tenía al lado de la ventana al darme cuenta que no podría concentrarme si seguía pensando en él.
De verdad sentía cosas por Niall, también pensaba que se lo debía y además creía que era una injusticia, todas las cosas juntas me provocaban un dolor de cabeza. Revisé la hora y eran las siete.
Tenía que hacer algo, si en realidad quería hacerlo feliz sin importar que tan desacuerdo estuviera yo, tenía que hacer algo que a él le gustara...¿pero qué?
Entonces lo supe.
Bajé la escalera y fui directo a la sala de estar. Allí estaban Maura y Holly, repasando una presentación que mi hermana tenía que dar para una clase de Historia.
—¿Sucede algo, Jenna? —me preguntó Maura al verme tan agitada.
—Necesito hablar contigo —le dije. Ella le indicó unas cosas a Holly y se me siguió.
Nos quedamos de pie en medio del pasillo entre el comedor y la cocina.
—Es sobre Niall, ¿cierto? —asentí en silencio y me mordí la lengua. No, ya no quería hablar con ella sobre su hijo, porque ahora no era mi niñera a la cual le decía que Niall me molestaba, sino que desde hace una semana era mi suegra.
—Quiero saber cómo hacer feliz a Niall —le dije con la mirada baja.
—Eso no te lo puedo decir, no hay una fórmula para hacer feliz a las personas —me dijo.
—Pero tengo que saber cómo ser lo mejor para él —insistí.

→→→→→→→

¡Por fin la pendeja abrio los ojos! xD okno


Marry Me {niall horan}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora