La Historia.

24 2 0
                                    

31 de octubre de 1492

La gente abucheaba, gritaba y rezaba.

Francis Pendergast había visto por última vez a su hermana Eleonor esa tarde alejarse a caballo con el hijo del conde y la condesa Brown; Christopher. La fiesta había sido todo un desastre.

Poco después una muchedumbre intento prenderle fuego a la hacienda Pendergast con sus primos, tíos y padres en ella. Alguien había corrido el rumor que la riqueza y todos los bienes de la familia Pendergast habían sido regalos del Diablo por sus servicios y se les atribuía las desgracias que sufría el pueblo de Evans Wood a su llegada.

Su primo Charles había abandonado la mansión días antes, se había enamorado de una campesina y sus padres lo habían desheredado y quitado sus bienes, logro huir en un barco que se dirigía a América. Su hermana Anne había creado un lazo muy fuerte con su prima Ester, siempre compartían todo, desde un par de zapatos hasta los secretos más oscuros de cada una, se habían dado a la tarea de menospreciar siempre a las primas más pequeñas, incluida Eleonor.

Pero a Francis no le preocupaban ellas si no la pequeña Elizabeth de dos años que siempre fue su favorita, que en brazos de Estela y Esmeralda se quedó dormida.

Escondidos todos detrás de los cultivos, vieron como sus padres, sus tíos y abuelos eran colgados en el portón de la gran casa; se burlaban, escupían y los golpeaban con palos.

-Quiero matarlos ahora- dijo Ester a Francis con una mirada de odio hacia la gente.

-Debemos de encontrar a Eleonor he irnos de inmediato, ya no hay nada que hacer aquí, si hacemos algo puede que nos encuentren, ya tenemos suficiente con lo que está pasando, nuestros padres hubieran querido que estuviéramos a salvo, más que herir personas inocentes, ustedes sabían que algo así pasaría algún día- exclamo Francis, haciendo que Ester retrocediera dos pasos.

-¡Siempre defendiste a esta gente maldita sea! Y mira, nuestros padres están muriendo a manos de ellos, todo esto es culpa de Eleonor, si no se hubiera enredado con el hijo de los condes nada de esto hubiera pasado- Rompió Ester en llanto, pero no era un llanto de tristeza si no de ira y odio.

-¿Qué...?- Francis no termino la cuestión. Pues su hermano Robert se acercaba en la oscuridad.

-Están reunidos en la iglesia- dijo Robert muy preocupado. –No he alcanzado a ver que más está pasando pero los caminos están libres.

Francis tomo en brazos a la pequeña Elizabeth, desato los caballos que usaban para trabajar la tierra y cabalgaron todos hasta la plaza mayor. Ahí en medio de toda la gente el conde y la condesa, gritaban que su hijo había sido hechizado por Eleonor Pendergast y que había desaparecido, la gente lo apoyaba y todos estaban muy dispuestos a buscarlo por todo el bosque.

Los Pendergast habían llegado ya, encapuchados para no ser descubiertos, cuando de pronto la gente comenzó a gritar y a apuntar hacia arriba, esto hizo que ambas familias levantaran la vista. Y allá en el campanario de la iglesia, en la torre más alta estaba aquellos dos amantes que se habían fugado de la fiesta para ser felices. Francis no podía creer lo que veía, él le había confiado a su única hermana y este la amenazaba con un cuchillo por la espalda. La gente le pedía que terminara con ella, que la bruja debía morir. Entonces Eleonor se volteo a ver a su cazador y como si ella fuera una simple manzana le clavo una daga, directo en el corazón, provocando que esta perdiera el equilibrio y cayera al vacío. Christopher se quedó ahí mirando la nada con la daga en la mano manchada en sangre inocente, viendo a la gente y a sus padres gritar de alegría.

Francis y Robert sintieron una furia inmensa querían matarlo, de verdad lo deseaban con todas sus fuerzas, pero de que serviría si la inocente Eleonor, yacía tendida en el suelo, su hermoso cabello rubio manchado en sangre aún tenía la peineta que Christopher le había obsequiado unos días antes.

Cuando el pasado llama...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora