El encuentro...

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El sueño de siempre, Christian estaba harto de toda esa situación. Sus padres habían insistido en que fuera con ese psicólogo que no había podido curarlo aún, no sabía que era peor, que los sueños estuvieran siendo más recurrentes o la gran mentira de decir siempre que seguía sin soñar nada, solo para que sus padres pudieran dejarlo de ver como un bicho raro.

-Christian, arriba por favor te necesito en la sala en cinco minutos, arréglate bien cariño –dijo muy apresurada su madre.

-Claro mamá, ya casi estoy listo –contesto.

Christian apresuro el paso, se ducho y busco que ponerse en su closet. Después de haber cepillado sus dientes y haberse peinado, bajo corriendo. Su madre parecía muy entusiasmada, claro era obvio "¿a qué mujer no le gusta la ropa y los zapatos?" pensó.

-Rápido cariño, vamos a llegar tarde, tu padre ya está en el auto –apresuro a decir la Señora Brown.

-Buen día mamá, te ves estupenda, ¿yo también? Gracias eres muy amable –dijo burlándose el muchacho, mientras caminaba hacia la puerta. Era una mañana nublada.

Subió al auto y saludo a su padre, el chofer hizo avanzar el automóvil.

Su padre, no era un hombre muy expresivo, su gesto era firme como el de un militar. "Tal vez no es tan malo que papá quiera ser alcalde, tenemos acceso ilimitado a todos lados" pensó Christian.

-Y ¿Quiénes son los dueños? ¿De la casa de modas? –pregunto el chico.

-Una familia adinerada, no recuerdo su apellido, pero al parecer las chicas de la familia diseñan todo lo que se vende ahí y los hombres manejan la administración, algo así como una empresa familiar, ¿recuerdas el apellido cielo? La verdad no me acuerdo –respondió la Señora Brown.

-Pendergast, es la familia Pendergast –contesto el Sr. Brown.

"Pendergast" ¿dónde había escuchado ese nombre? Tal vez ahora si las terapias le estaban volviendo más loco, sentía ese apellido tronar en su cabeza pero no recordaba donde lo había oído. Tenía que ser alguna jugarreta de su cerebro un poco adormilado aun.

Todo el camino trato de recordar, pero no lo logro.

Christian pudo reconocer el edificio, sobresalía de todos los demás por ser cilíndrico, cuando bajo del coche acompañado de sus padres, pude ver una gran cantidad de camarógrafos y reporteros, su padre saludaba, al igual que su madre. Ambos se acercaron a uno que otro reportero a responder entrevistas. Después caminaron por la alfombra roja hacia la entrada, la cual impedía el acceso por un listón rojo, harían el típico corte de cinta de inauguración. Pasaron más personajes, uno que otro actor de televisión, algunos políticos y otras personas, que Christian había visto en las exclusivas fiestas de Noche de brujas de sus padres. Pero hubo alguien que Christian reconoció inmediatamente, alguien que hacía mucho tiempo no veía.

Helen vio cerca de la entrada, a un joven cuyos rostros no había olvidado. Inmediatamente cruzaron miradas y se reconocieron.

Christian vio a su maestra tomada del brazo del que parecía ser su esposo. Tenía demasiada vergüenza de acercarse a hablarle. Pero parecía ser la única persona que Christian conocía, más que a las demás personas, así que dejo que sus padres platicaran con el capitán de policía y camino hacia su antigua maestra

-Hola ¿me recuerda? Yo solía estar en su clase en la primaria –dijo el –soy Christian.

-Claro, como olvidar tu nombre, estas muy grande, mira que guapo te has puesto, ¡no vayas a decir que fui tu maestra! –contesto ella muy alegremente. Esto dio a Christian más seguridad.

Cuando el pasado llama...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora