Capítulo 3.

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Me empecé a poner de los nervios. No sabía que hacer. Em ese momento sentí que mi móvil sonó. Tenía un mensaje de texto. Era de Lía.

Lili:
Luki siento no haberte habisado. Estoy en el hospital habitación 115. Mejor te cuento todo en persona. Te amo.

Entonces corrí hacía las escaleras arriba hasta llegar a la primera planta. Busqué la habitación de Lía y entré.

-Hola Luki.- Lía sonrió. Sus ojos estaban completamente enrojecidos. Los de sus padres también y tenían ojeras. Empecé a asustarme un poco. Sus padres salieron de la habitación. Nos quedamos Lía y yo solos.
Lía hizo un esfuerzo para no llorar al hablar. Inaló una gran cantidad de aire y empezó
-Bien, ¿te acuerdas de lo que me pasó ls otra noche?-hizo una breve pausa para tomar aire y prosiguió.-Pues me pasó la otra noche pero más duradero. Era como si agonizara. No podía respirar.-Hizo una pausa y cojió aire antes de proseguir.-Mis padres asustados me llevaron a urgencias y aquí ne dieron cosas para volver a la normalidad. Me estuvieron haciendo pruebas toda la noche haciendome pruebas. Y ya tengo los resultados.

-¿Y bien?- pregunté bastante nervioso y preocupado.

Ella empezó a llorar, pero pronto se mantuvo firme y limpió sus lágrimas. Hizo una larga pausa y tomó una gran bocanada de aire.

-Me han detectado cáncer cerebrar.

Rompí a llorar. No me dio tiempo a irme para que ella no me viera y se preocupara más. Esa noticia me había matado como si hubieran apuntado con una pistola hacia mí, soltaran cuidadosamente el gatillo y me dispararan, alcanzo esa bala mi corazón.

Ella se asustó y se puso a llorar. Yo la abracé y le susurré al oido:
-Voy a estar ahí pase lo que pase ¿Entiendes? Pase lo que pase. Nunca te dejaré sola.

-Gracias. Te quiero.

Nos fundimos en un eterno abrazo.

Después me llamó mi madre para que fuera a casa. La besé y le prometí que volvería por la tarde.

No me lo podía creer. Cáncer cerebrar. De los más letales. Aquellos que han matado a millones de personas o las ha dejado paralíticas. Y mi Lía... Ella no. Por favor no lo soporto más. Ojalá me hubiera pasado a mí. Ella es lo más importante que tengo. No quiero verla sufrir. Mis lágrimas de camino a casa corren por mis mejillas. Era todo tan increible. Se suponía que el último día de verano se pasaba en la play y piscina haciendo las cosas más increíbles del mundo. Y estábamos en el hospital Lía con una bomba de relojería en su cuerpo: Bien podría ser desactivada o explotar si no se desactivaba a tiempo. Yo llegué a casa y me sequé las lágrimas. No quería que mis padres y mi hermana me vieran tan mal. La tarde pensaba pasarla con Lía. Era lo único que le importaba ahora

Me debes un día del verano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora