"EL ENCUENTRO DE REN Y NARU"

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Narra Naru

Mire a Ren y este me sonrió con su forma tan atractiva, un escalofrió recorrió mi espalda, yo solo me acosté en la cama y cubrí mi rostro sonrojado con las sabanas. Sentí como Ren se sentó junto a mí, me quito las sabanas de encima, beso mi frente y sonrió.

-te amo Naru- mi rostro se llenó de un enorme sonrojo y desvíe la mirada molesto.

-no digas cosas vergonzosas así como así- Ren sonrío y me beso.

-iré al baño y después vendré para nuestra luna de miel ¿de acuerdo?- asentí con la cara roja de la vergüenza, Ren se levantó de la cama y se dirigió hacia el baño.

Me acosté en la cama un poco más tranquilo, mire el techo y me puse a pensar en muchas cosas, la situación de Fuyu me tenía preocupado y deprimido, pero Ren hacia muchas cosas para hacerme pensar en algo que no sea eso. Ren se esfuerza mucho por hacerme feliz supongo que es porque me ama...

Abrí los ojos y me encontraba acostado en el antiguo parque al que solía ir de niño, el pasto tenía un color verdoso muy colorido, al parecer era primavera. Me levante y mire a mi lado encontrándome con una cara familiar. Toque su mejilla y la pequeña abrió sus ojos azules obscuros y me miro enfadada.

-oye no me despiertes mientras duermo- la niña se sentó a mi lado y me dio un puñetazo en el hombro.

-¿Anny?- pregunte mientras la miraba confundido, la chica sonrió y se levantó del pasto dejándome verla de cuerpo completo. Su rostro era infantil pero conservaba sus obscuros ojos azules y su cabello rubio claro.

-¿Quién más iba a ser? Naru ¿te sientes bien? Parece como si hubieras olvidado de quien soy- la chica se apuntó con el dedo y me sonrió, ahora lo recordaba, amaba su sonrisa cálida y tan hermosa –soy Anny, tu mejor amiga desde que nacimos, aunque mi nombre real es Akira, pero recuerda que detesto que me llamen así.

-sí, ya lo recordé- dije con una sonrisa. Anny me extendió la mano y me ayudo a parar.

-¡alcánzame si puedes tortuga!- Anny me golpeo y salió corriendo, sonreí y corrí tras ella.

Recorrimos el parque entero, era muy hermoso, ya había olvidado lo hermoso que era. Tenía juegos y flores por todos lados, una fuente que funcionaba todo el tiempo y puestos de golosinas. Corría mientras miraba todo con nostalgia, de repente tropecé con mi propio pie y caí en el césped, abrí los ojos y frente a mi había un niño que me miraba serio sin expresión alguna en su rostro. El niño tenía los ojos y el cabello obscuro, usaba ropa muy elegante y estaba sentado bajo un árbol mientras escribía algo en una libreta.

-ten cuidado, puedes lastimarte si sigues corriendo como loco- el niño dejo a un lado la libreta y se acercó a mí con una mochila que estaba usando –estas herido.

-¿eh?- mire mi rodilla y tenía un raspón al mismo tiempo que sangraba –ah, si eso parece, jeje debo tener más cuidado.

-ven, te voy a curar esa herida. Esto puede que te duela así que se valiente ¿si?- el niño me extendió la mano y yo la acepte. Me senté frente a él mientras que él sacaba de su mochila agua oxigenada y unas vendas.

-¿eres doctor?- pregunte asombrado al niño mientras el limpiaba mi herida con el agua.

-algo así- el niño se mantenía serio y con la mirada fija en mi rodilla mientras la limpiaba con sumo cuidado y delicadeza. No me dolía para nada ningún movimiento que hacia el niño, parecía mágico.

-¿Cómo te llamas?- en ese momento una mano me tomo del hombro y me jalo con mucha fuerza para que me levantara. Mire atrás y era Anny, la rubia me miraba furiosa.

Las despedidas siempre son dolorosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora