4. Confesiones de un ebrio

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4. Confesiones de un ebrio

ANN

Después del extraño encuentro con el chico pescado me dirigí a mi última clase... la cual era literatura.

Este día no puede ser peor.

A no ser que me persiga una manada de lobos...

Bueno ya basta.

Al salir de mi clase me encontré con las dos estúpidas.

-¿Las llevo? - dijo Fred...o Ethan apareciendo, mientras giraba las llaves de su auto en sus dedos.

Oh, claro que no.

-Tenemos transporte, bitch- dijo Anni

Subió una ceja- ¿En serio?

-Claro que si... ¡Y no subas la puta ceja, que te mutilo y le entrego tu cuerpo a los buitres!- grite y el puso cara de pánico.

Anni chasqueo los dedos y apareció un chico montado en nuestro Carro-Bus. Este se bajo y Anni le dio algunas monedas.

Fije mi mirada en el gemelo que tenía cara de póker.

-Okay... ¿Qué fue eso?- dijo

-Jamas contradigas a una mujer con pinzas - dijo Anna subiendo al carro al mismo tiempo que yo y Anni hacíamos lo mismo.

Anna nos empujo con su pie y comenzamos a andar a toda velocidad en los pasillos.

Saque mi dedo de en medio de ambas manos y grite justo cuando atravesamos la puerta:

-¡Putos todos!

*****

Llegamos a la casa y saltamos del carrito dejandolo a un lado.

Para encontrarnos con una chica con maleta, sentada en la entrada.

Con un escote.

Muy grande.

La chica se levanto y se nos acerco:-¡Hi chiquis, me llamo Rose! ¿No es lindo? ¡Por que es rosa in inglish! ¡Estaba por aquí, por la acogida, obvio friends, y pues la door esta close!- dijo con la voz mas horrenda que pude escuchar.

-Si vienes de acogida. Hoy comenzaron las clases. ¿Qué paso qué no llegaste? ¿Unos negros te invitaron a una orgía?- dijo Anni riendo.

-Hay, como supiste dear, ¿Eres como esa chica que adivina cosas en la tele? ¡Super chulis!- gritó

-Alguien saqueme de aquí antes de que tome una rama, la envuelva en veneno, la llene de arañas y se la meta por el culo a esta voz chillona con patas- dije poniendo mis dedos en mis cienes.

-Oye que mala eres amigui, no te salgas de la corriente- dijo moviendo su dedo frente a su rostro.

Justamente aparecieron los gemelos.

Y la echaron de la casa por zorra ardida.

En realidad no. Ya quisiera.

Los idiotas la tomaron de los hombro, le dijeron cosas al oído y de la nada se la llevaron adentro, mientras nos demandaban llevar las maletas de la zorras a su habitación, y si no lo hacíamos, iban a reemplazar la comida del refrigerador por brocoli.

Y si, Fred aún tenía la tostada pegada en el trasero.

-¡Nadie me da ordenes!- gritamos las tres.

Luego nos miramos- ¿Están pensando lo mismo qué yo?- dije sonriendo.

Miramos las maletas y luego nos volvimos a mirar.

¡Esto aquí no acaba!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora