Aprender a perdonar.

Capitulo XI: Evan.

-Tengo a la nieta más linda.- mi tío besa la pequeña nariz de Karissa y ella sonríe.

-Alex, ya debemos volver.- Matt pone los ojos en blanco- Sabes cómo se pone mamá cuando manejo de noche.

-Tu madre está enojada aunque nos la pasemos en tu casa todo el tiempo.- respondo.

-¿No prefieren quedarse aquí y pasar la noche?- acuna a la bebé en sus brazos- Jordi salió con amigos y hoy estoy solo.

-No podemos Sebastien, mamá odia que no pasemos la noche en la casa.- me mira suplicando que le diga que no a la invitación.

-Lo siento papá, debemos volver.- hago una mueca al ver la decepción en sus ojos azules.

Desde que murió mi tía Ana odia estar solo, Jo vive con él pero hoy tuvo que salir y no va a volver por hoy.

-Está bien, no quiero causarles problemas con la mujer de hielo.- sonríe a Kari que ríe con él.

"La mujer de hielo" es la mamá de Matt, esa mujer me odio desde el primer momento en que nos conocimos. El hecho que le haya dado una nieta no derritió su frio corazón, todavía me mira con odio pero no opción más que aceptarme por su hijo y nieta.

-Prometo venir mañana a pasar el día contigo mientras Matt trabaja.- le digo mientras agarro a Karissa de sus brazos.

Sonríe y le da un beso en la cabeza a su nieta.

-Los esperare con ansias.

Salimos de la casa luego de despedirnos y emprendemos viaje a la casa donde vivo junto con Matt y sus controladores padres.

Tengo que aceptar que nos tratan bien, nos alimentan y nos dan un techo pero no hay esa calidez que tiene que haber en un hogar. Sé que Gretta ama a su hijo y el que yo haya ocupado un lugar tan importante en la vida de él el fastidio y mucho, cuando quede embarazada me odio más. Yo pensé que cuando la bebé naciera las cosas cambiarían pero no, su mirada fría y distante esta ahí cada vez que estamos en la misma habitación o algo por el estilo.

Matt insiste en que vivamos con ellos un año mal luego nos mudaremos a nuestra propia casa, somos jóvenes pero anhelamos tener nuestro propio hogar donde poder criar a nuestra hija sin tener que estar bajo las puntiagudas garras de Gretta Backner.

-Mariposa,- Matt acaricia mi muslo con su mano- ¿en qué piensas?

-Nada.- miro por la ventana.

Yo finjo ser feliz por Matt sé que él también quiere irse de la casa de su madre pero al igual que su padre Gretta es la que controla la vida de los dos.

Una pelota roja se estrella contra el parabrisas delantero haciendo que me sobresalte.

-Quieta Karissa.- le devuelvo la pelotita y ella la vuelve a tirar.

-Igual de rebelde que su madre.- murmura Matt divertido.

Le lanzo una mirada.

-Tu eres todo un santo.- digo volviendo la mirada al frente.

-Un ángel de ojos azules.- me guiña un ojo y ríe.

Niego divertida.

Luego de un rato Karissa se queda dormida, faltan algunas calles para por fin llegar a casa.

-¿Tienes que trabajar hasta muy tarde mañana?- pregunto.

-Mañana tengo doble turno, así que llegare tarde.