Capitulo XII: ¿Decisión correcta?

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Me despierto sobresaltada al escuchar a todo volumen a Elvis Presley cantar Suspicious Minds mezclado con las risas histéricas de Gemma, miro la hora y compruebo que son las 17:45.

-Dormí más de la cuenta.- me levanto de la cama y salgo de la habitación mientras trato de arreglar un poco mi cabello.

Últimamente estoy muy cansada y con contantes migrañas, agradezco que tengo un esposo maravilloso y entretiene a mis ruidosos e hiperactivos hijos por unas horas así puedo dormir.

Atribuyo el cansancio al estrés del que estoy sometida ahora mismo, la vuelta de ellos y los recuerdos están pasando factura.

Las risas de Gemma suenan más fuertes a medida que bajo la escalera, desde la entrada a la sala veo a Gemm parada sobre el sofá junto con los cachorros mirando algo al frente de ella, la música suena fuerte.

El desorden de la sala es lo que menos me sorprende cuando veo a mi hijo y marido imitando a Elvis, usan sus puños como micrófono.

Me quedo parada en el marco de la puerta y rio al ver como Sam trata de imitar los movimientos de cadera de su padre, esto provoca las risas y aplausos de Gemma.

Los observo por unos segundos antes de que mi marido encuentre mi mirada, elevo las cejas provocando que sonría.

-Oh no,- dice parando de cantar- mamá osa ha despertado de su hibernación. Corran pequeños.- dice cargando a Sam sobre su hombro y agarrando a Gemma por la cintura con el otro brazo.

Ambos niños chillan de felicidad y corren hacia el patio trasero cuando Samuel los deja en el suelo.

-¿Mamá osa?- pregunto cuando baja considerablemente el volumen de la música.

-La mamá osa más sexy del mundo.- responde sonriendo.

Resoplo y le lanzo una de las almohadas del sofá.

Se ríe mientras la esquiva. Se acerca a mí rápidamente y me agarra por la cintura para luego tirarme, literalmente, sobre el sofá con él encima.

-¿Ya no te duele la cabeza?

-No, ya no.- rodeo su cuello con mis brazos y me muevo para ponerme más cómoda.

-Sera mejor que dejes de moverte así o tendrás que enfrentarte a la Samuelconda.

-¿Samuelconda?, Por favor dime que no acabas de decir eso.- digo riendo, riendo fuerte.

Acalla mis carcajadas con un beso, un beso que me hace temblar.

Las risas quedan en el olvido en el momento que su traviesa mano se desliza por debajo de mi remera.

Enredo mis dedos con su cabello, su beso me devora con desesperación haciendo que quiera encerrarnos en el cuarto por un rato.

-¡Dios!,- nos separamos sobresaltados por el grito- no quiero ver como tienen relaciones en plena sala.- grita mi hermano, tan oportuno él.

-Entonces no mires.- digo mirándolo sobre el hombro de Samuel.

Pone cara de asco y camina tranquilamente hacia el otro sofá.

-¿Qué?- pregunta mi marido- ¿Quieres ver como creamos a otro bebe?

-No gracias, para eso tengo a mi propia novia.- peina su cabello para atrás y nos mira.- ¿Quieres salir de encima de mi hermana?, voy a necesitar años de terapia para quitarme esta imagen de la mente.

-A menos que quieras ver el efecto que tiene tu hermana en mi cuerpo te recomiendo que te voltees.- dice Samuel.

Lo miro sin entender pero hace un movimiento con las caderas que me deja sin respiración.

Aprender a perdonar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora