Pablo fue y le pidió perdón a Mario, yo fui con él, así que después de las disculpas Mario, me cogió y me besó. Pablo nos separó y yo le miré con cara mala, mi hermano y yo nos fuimos a casa.
-Adiós preciosa.
-Adiós amor.-Me despedí de Mario junto a un beso, otro beso.-
Cuando llegué a casa le dije a mi madre, que sería quien mejor se lo tomaría, lo de Mario.
-Mamá... no sé cómo decirte esto...pero....
-¿Qué pasa Paula? Me estas asustando con ese tono.
-No, nada... sólo que... que el vecino nuevo y yo...
-No te andes con más rodeos hija, ve directa al grano.
-Pues que estoy muy enamorada del vecino de enfrente y estamos tonteando.
-Ah... es eso... No me preocupa, tienes edad de eso, de enamorarte. ¿Pero cómo se lo ha tomado tu hermano?
-¿Mi hermano? No muy bien la verdad, pero me da igual, sé que con Mario no me va a pasar nada. ¿Se lo digo ya a papá?
-Sí, si no va a ser peor.
Yo no sabía cómo decirle aquello a mi padre. Pablo me ayudó un poco, empezó a decirme ese rollo de que le echara valor y que se lo dijera.
No sé, era un rollo, pero me sirvió.
-Papá, me he enamorado. – ¿Pero qué he hecho? Se lo he soltado así....Pensé.-
-¿De quién?
-Del nuevo vecino, lo siento papá pero es lo que siento por él.
-No tienes por qué pedir perdón hija, los sentimientos, son los sentimientos. No le des más vueltas.
Mis padres se lo habían tomado bien, pues perfecto.
Mario y yo hablamos por chat.
*Conversación.*
Mario: Paula, ¿quedamos para comer juntos?
Paula: Pues si quieres sí. ¿Solos?
Mario: Solos.
Paula: De acuerdo. Eres precioso.
Mario: Te quiero, eres perfecta.
Paula: Ahora nos vemos, te quiero.
Mario: Yo más princesa.
*Termina la conversación de chat.*
Vale, tenía una cita con Mario, con el perfectísimo chico que más de medio barrio de chicas quería y yo lo tenía. *-* Era una privilegiada.
No me cambié ni nada, iríamos a un sitio normalito, seguro. Aparte, llevaba el conjunto que tanto me gustaba.
Sonó el timbre de casa, era Mario. Me despedí de mi familia con un beso en la mejilla a cada uno y le abrí la puerta a Mario.
Me quedé paralizada por unos segundos al verle, llevaba una camisa blanca, con unos pantalones de pitillo marrones, su pelo castaño claro hacia el lado, con su perfecta sonrisa y esos ojos verdes claros donde me perdía cada vez que lo miraba.
Cogimos el tranvía, yo no sabía a donde iba, así que lo único que podía hacer era caminar agarrada de su mano a donde me condujera. En el tranvía lo único que podía hacer era mirarlo y sonreír, él me hacía pequeñas caricias en la cara mientras que apoyaba su cara sobre la mía, dejando nuestros labios a apenas 50 milímetros.
Bajamos del tranvía y me llevo a un restaurante de esos dónde todas llevaban vestidos de bastante dinero y esos bolsos que costaban más que el dinero que llevaban dentro seguro, y yo, con mi conjunto de adolescente. Madre mía...
Entonces fue cuando Mario, mi perfecto Mario me agarro de la cintura y me susurró al oído: Para mí tu eres la más guapa que hay, con esos conjuntos tuyos o con vestido de 500€, con esas mochilas que llevas tú marrones o con bolsos pijos, con maquillaje o sin él, para mí TÚ eres la más guapa del mundo.
¿No era para enamorarse?
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Corazón dividido
Teen FictionLa vida de Paula, una adolescente de 17 años cambió al conocer a un nuevo chico en la ciudad. Pero la historia no acaba aquí, un día aparece otra persona que le desordena todos sus sentimientos.