Raúl

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Eran las 8:30 y bajé a desayunar, Pablo me había preparado el desayuno, lo tenía en la bandeja junto a una carta y una margarita de nuestro jardín.

''Querida hermana:

Sé que en estos momentos tú te sientes decaída, pero quiero que sepas que yo estaré siempre aquí, hasta que tú vuelvas a sonreír. También sé que no puedo hacer que dejes de sentir temor algún día en tu vida, pero puedo escucharte y buscar soluciones junto a ti. No puedo evitar que caigas, pero te ofrezco mi mano y mi hombro para que te sujetes, y no vuelvas a tropezar, sé que tus alegrías y tus ilusiones no son mías, pero las disfruto sinceramente cuando te veo feliz. Sé que no puedo hacer que olvides al ser que amas, también sé que sin él no tienes esa sonrisa tuya tan perfecta, y que no puedes hacer otra cosa que estar triste, pero te equivocas pequeña, aunque él no este... Yo sí, y quiero decirte que te quiero mucho y que ojalá no lo hubiéramos visto con Laura en el centro comercial. Siempre estaré ahí, no te fallaré nunca, quiero verte siempre bien, aunque no puedas, pero me tienes a mí y siempre me tendrás.

Te quiero peque.''

Entonces sonreí, mi hermano era el mejor hermano de la historia, él me había hecho sonreír.

Pablo apareció y me dijo:

-Paula, me encanta tu sonrisa.

Entonces fui corriendo y le abracé, me sentí muy bien al abrazarle, fue uno de esos abrazos que cierras los ojos.

-Te quiero.-Le dije.-

-Vamos, sube rápida a arreglarte, ponte un conjunto de los que te regalé el otro día. Que en una hora están papá y mamá aquí.

Subí corriendo me di una ducha me alisé el pelo y me puse ese conjunto que tanto me gustaba, me gustaba más aún porque me lo había regalado mi hermano.

Eran las 9:00 y Pablo me dejó que fuera a darme una vuelta, yo aproveché para ir casa de mis amigas para contarles lo de Mario y Laura. Fuimos y las recogí a todas una a una, eran las 9:15. Y entonces vimos de nuevo a Mario con Laura, pero esta vez era peor, se estaban besando.

Todas mis amigas se quedaron con la boca abierta, no se lo podían creer. Entonces recibí un mensaje.

''Hola, anoche no me dio tiempo a darte el regalo, ¿qué tal si quedamos? Te quiero.''

Pero... ¿Mario no estaba ahí con Laura? Si en ningún momento había cogido el móvil, ¿cómo podía ser?

Entonces el clon de Mario se acercó hacia nosotras y nos dijo:

-Hola, ¿nos conocemos?

Negamos con la cabeza.

-Hola chicas, ¿cómo estáis?-Dijo la pija de Laura tocándose el pelo y con ese tono de pija que nadie soporta.-

-Bien.-Respondimos mirándola mal.-

-Si no me equivoco tu eres mi vecina nueva, ¿no?-Dijo el chico refiriéndose a mi.-

-Sí, soy yo, ¿puedo saber quién eres?

-Soy el hermano gemelo de Mario, Raúl.

Madre mía, pobre Mario, la bronca que se llevó ayer, Jo. Me daba mucha pena en ese momento, así que fui corriendo a casa de Mario.

/Din don/ Mario abre la puerta.

-Mario, lo siento. No sabía que tenías un hermano gemelo, lo siento, de verdad.

-Tranquila, todo el mundo se puede equivocar.

Entonces cerró la puerta de su casa y me besó. Me enamoraban sus besos, ahora sí que podía estar con él, sin problemas ningunos. Entonces me dio el regalo, era un precioso vestido azul con una pulsera y unos pendientes de complementos. Me enamoró, le besé y me fui a casa.

Le dije a Pablo lo que había descubierto y dijo que después iba a pedirle perdón, ahora legaban mis padres.

Les di un fuerte abrazo a mis padres, me sentí muy bien. Pero... ¿cómo se iban a tomar mis padres lo de Mario?

Corazón divididoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora