trouble :: m.c [slow updates]

0.3

—... Y Max fue tan lindo conmigo —me contó Amanda, un suspiro de enamorada salió de su boca.

Reí levemente. Eso era lo que había pasado, lo que yo me imaginaba: Amanda se había ido a otro lugar alejado de la fiesta con este chico Max que tanto le gustaba. Me sentía feliz por ella, y no le di el sermón que quería darle porque no podía enojarme por algo así.

Según lo que había entendido de la romántica historia de Amanda con Max, él la había llevado a un parque y habían hecho una especie de picnic... A las diez de la noche. Era un poco raro, pero me pareció un bonito gesto y por supuesto que a ella le había encantado.

El timbre sonó. Amanda se despidió de mí y se alejó por el pasillo hacia la clase que le correspondía. No estábamos juntas en las clases de este día, sólo en una que era casi en el último periodo, así que si quería seguir hablando con ella sobre su aventura con Max, tenía que esperar hasta el descanso.

Me dirigí a mi clase de Historia. Me senté al frente donde siempre me sentaba, y saqué mis libros.

En cuanto la profesora llegó, empezó a hablar y hablar y hablar sobre la Independencia de Estados Unidos. Era algo aburrida la clase y mi cansancio lo empeoraba todo. No solía acostarme muy tarde, es decir, no iba a muchas fiestas, por lo que no estaba acostumbrada a dormirme a la una de la mañana y despertar a las siete.

Me quedé dormida en varias ocasiones y casi me mandan a la oficina del director por eso. Supongo que es una de las desventajas de sentarse al frente.

Después de Historia tenía Español. La clase no fue tan aburrida como la anterior. No me quedé dormida tantas veces, es más, tomé nota de todo lo necesario y las pocas veces que la profesora me preguntó algo, dije la respuesta correcta.

Más tarde en la cafetería tuve que sentarme sola porque Amanda había ido con Max a quién sabe dónde. Le envié un mensaje diciendo que tenía que contarme todo después y me respondió que nos veíamos a la salida. Una vez más, eché de menos la presencia de Jack.

El resto de las clases fueron normales. Amanda, como era de esperarse, no apareció en Biología. No me extrañó, sabía perfectamente que con quién estaba y me alegraba que su pequeño crush con Max estuviera resultando más que sólo eso.

La última clase del día era Matemática.

Iba a sentarme al frente, en la primera fila donde acostumbraba, pero todos los asientos estaban ocupados y me vi obligada a ir a los de atrás.

Los puestos de atrás no me gustaban para nada. Sentía que no prestaba la misma atención que prestaba sentándome adelante. Sin embargo, no tenía muchas opciones.

La profesora McAdams comenzó a hablar sobre ecuaciones en menos de lo que esperé, no habían pasado ni veinte minutos desde que había empezado la clase y el pizarrón ya estaba repleto de números, haciéndome sentir algo agobiada.

Normalmente no me molestaban las clases de matemática, era buena en la materia y casi siempre obtenía sobresalientes, pero hoy no tenía ganas de resolver ningún tipo de ejercicio. Además, Amanda no estaba conmigo en esta clase para hablar con ella y distraerme, lo que volvía peor la situación.

La puerta se abrió de repente dejando ver al chico de la fiesta. Michael, creo que ese era su nombre.

Todas las miradas se posaron en él.

—¿Cuál será la excusa de hoy, Clifford? —preguntó la profesora, mirándolo con fastidio. Me pregunté porqué era la primera vez que lo notaba si llevábamos tiempo estudiando juntos.

—Estaba en la oficina del director.

McAdams suspiró. Clifford apoyó su codo en el marco de la puerta recargándose en este, y la miró como esperando una respuesta.

—Pasa y siéntate, rápido.

El chico de pelo rojo obedeció y caminó dentro del aula buscando con la mirada un lugar vacío. Casi me caigo de la silla cuando me miró por un instante, y noté que ese único asiento disponible era a mi lado.

Se sentó sin decir nada, sin siquiera mirarme. Seguramente no se acordaba de mí, cosa que me parecía perfecta ya que, repito, él me intimidaba un poco.

La profesora finalizó con lo que estaba explicando cuando Michael apareció y nos dejó unos ejercicios. No quería tener que hacerlos en casa y, a pesar de todo el cansancio y la indisposición que tenía, me dediqué a resolverlos sin prestar atención a lo que pasaba a mi alrededor.

La voz del chico a mi lado me sacó de mi concentración.

—Hey —me dijo, logrando que yo despegara mi mirada de la libreta y la dirigiera a él.

Ahora que estábamos un poco más cerca y la luz que nos iluminaba no era la de la luna, pude observar su rostro detalladamente. Su piel era muy pálida y sus ojos eran verdes, muy claros. También tenía un piercing en la ceja, y sus labios eran rosados y carnosos. Debía admitir que era atractivo.

Caí en cuenta que lo estaba mirando demasiado, así que volví a concentrarme en la hoja donde estaba escribiendo.

—Hey.

—¿Sabes hacer esto? —preguntó refiriéndose a los ejercicios.

Asentí antes de pasarle la hoja con la mayoría de las ecuaciones ya resueltas, y saqué mi teléfono para fingir hacer algo con este mientras tanto. Lo miré de soslayo; veía la hoja con el ceño ligeramente fruncido, como intentando comprender lo que estaba escrito. Me pregunté si mi letra era ilegible o algo por el estilo.

Escuché que suspiró unos minutos después.

—¿Ya lo copiaste?

—No, no lo entiendo.

Para ser honesta, me extrañó que no lo copiara sin importarle nada. No parecía el tipo de chico que se molestaba en tratar de entender la clase, y mucho menos si llegaba tarde.

Lo pensé dos veces antes de acercar mi silla un poco más a la suya para explicarle paso a paso cómo resolver cada ecuación. Al parecer estaba entendiendo, sólo asentía con la cabeza mientras yo hablaba.

—... Y eso es todo -finalicé.

—Gracias —respondió haciendo contacto visual conmigo.

—No es nada.

Volví mi mirada a la hoja de mi cuaderno que tenía números por doquier para continuar agregando más de ellos. De reojo vi que Clifford estaba haciendo los ejercicios, o al menos estaba escribiendo algo. Dejé de prestarle atención y me concentré en lo mío nuevamente.

—Nunca imaginé que una chica como tú estuviera en una fiesta como la de anoche —dijo de repente, sin quitar los ojos de su cuaderno.

Oh, me reconoció.

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tenía mucho tiempo sin actualizar esto, perdónnn.

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