Capítulo 4

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Lentamente me dejó en el suelo y paramos de besarnos, cuando abrí los ojos me estaba mirando con un brillito en la mirada y una leve sonrisa en sus labios

-No ha estado mal- se limita a decir, en ese instante siento una furia por mi interior "QUE NO HA ESTADO MAL?" me doy cuenta de que Samuel es el típico niñato que se acuesta con la primera que pilla y que tiene un montón de experiencia en estas cosas; me gustaría ser ese tipo de persona; el típico "si te he visto no me acuerdo", pero no puedo, soy distinta, necesito a alguien que me apoye que esté conmigo en las malas y en las peores y Samuel no es de esos.

-Que no ha estado mal?!?! Chaval creo que no somos compatibles...

-Espera espera no me estarás diciendo que eres de esas que con el primer besito ya están loquitas por mi- su sonrisa iba creciendo cada vez más, parecía como si quisiera provocarme, cada vez más; y lo consiguió

-Debí suponer que eras de esos!! Con las pintas que llevas!!- hasta ese momento no me había dado cuenta pero llevaba la típica chaqueta de cuero rollo "soy el más malo y nadie me supera" con unos vaqueros rasgados que hacían la combinación perfecta con sus dilataciones- Además no eres más que un mujeriego!!

-Di lo que quieras, pero sé que te tengo loquita; y ahora eres para mí- me agarra de la cintura y pega nuestros rostros, el aire caliente de su aliento roza mi boca lentamente; siento un cosquilleo en la barriga- joder, estás buenísima, te quiero ahora solo para mí- noto como acerca su boca a la mía y nos besamos; beso que solo dura dos segundos porque se abre la puerta de la azotea.

-Valeria! Estás aquí! Te he estado buscando po...-  Es Carla pero se calla al verme con Samuel y mi cara se pone roja de vergüenza.

-Bueno yo ya me voy, hasta luego nena- se acerca a mí, me planta un beso en toda la boca y se va.

-Quien era ese y que ha sido eso?!?!- Pregunta mi mejor amiga toda emocionada

-Pues un capullo que besa fenomenal- le contesto yo

-Valeria cuéntame todo todito  YA!

-Está bien, está bien; pero vámonos a casa que tengo que pensar; y mucho.


No comimos perdicesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora