Capítulo 6: ¡¿El mundo conspira contra mí o qué?!

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Lunes, 17 de agosto.

Hoy, sin diferencia, ha sido el peor día de mi vida.
Bueno, no el peor, pero entra en el TOP 100.

Había planeado estar todo el día sin salir de casa; y a pesar de que le repitiera a mi madre una y otra, y otra, y otra, y otra vez que NO quería ver a nadie, insistió.

-¡Lirya, tienes que salir! -me arrastró hasta la puerta.

-¡Pero mamá, no quiero salir en lo que me queda de vida! -supliqué.

-¿Por qué? -preguntó con el ceño fruncido.

¿Qué le iba a decir? ¿"Mamá, creo que Nico me gusta, y ayer me enteré de que el mismo día que me pidió salir Laura le coqueteó"? Me mandaría de nuevo al psicólogo, y esta vez me meterían en un manicomio.
No me quedó otra opción que mentirle, no me gusta pero no había otra.

-Es que está nublado y puede llover -en cierta parte no le mentí, el cielo sí estaba cubierto de nubes.

-¡Déjate de tonterías y sal, maldita vaga! -exclamó cerrándome la puerta en las narices.

La madre que me parió no me dejó ni coger las llaves ni el paraguas, desde luego tiene muchas luces...
Estuve caminando por media hora hasta que vi a Nico, simplemente intenté ignorarlo.

-Hola a ti también -me saludó de mal humor, tomándome por el antebrazo haciendo que me detuviera.

-¿Qué quieres? -cuestioné indiferente.

-Laura y yo llevamos saliendo 1 mes -y así fue cómo recibió otra bofetada.

-¡¿Y me lo restriegas en la cara, eh?! -me crucé de brazos.

-¡No! Lirya, escúchame, sólo te pedí ir al cine para pasar el rato; si te dije esas cosas, fue porque tu madre me contó que tenías la autoestima baja

-Ah, mucho mejor... Ahora resulta que doy pena.

-No, pero... -lo interrumpí.

-¿Pero qué? -rodé los ojos suspirando de cansancio, realmente me estaba hartando.

-¡Lo hice porque eres mi amiga, pedazo de desagradecida! Y si te besé es porque sé que te gusto, ¡¡¡tú y yo no somos nada!!! -me gritó mientras lo último que dijo resonaba como un eco en mi cabeza.

Me libré de su agarre y salí corriendo como una naranja, mientras notaba las gotas de agua acompañadas por mis lágrimas saladas en mi cara. Demasiado cliché por hoy.
Como soy más torpe que un ciego minusválido intentando caminar por la cuerda floja, sin ánimos de ofender, me resbalé y me caí.
Me volví a levantar, tropecé y me caí; me levanté de nuevo, me tropecé y adivina qué paso... ¡ME CAÍ! Para colmo los chicos de mi clase estaban ahí y se empezaron a reír de que tenía las rodillas sangrando y las mejillas cubiertas de barro.
Sólo les enseñé mi dedo de en medio y me arrastré por el suelo para ver si alguien me llegaba a ver y me ayudaba. Cosa que dudaba DEMASIADO porque: a) ¿Quién en su SANO JUICIO ayudaría a una persona TAN PATÉTICA como yo?; b) Realmente daba miedo mi cara de enojo; y c) No se me ocurre nada más.

-¿Estás bien? -preguntó una voz que conozco bien, mientras me ayudaba a levantarme.

Sin duda, no podía ser otra persona que Jake. Mi mejor amigo de la infancia, y una de las pocas personas a las que no le falto el respeto en clase.
Lo observé con más detenimiento: su pelo castaño estaba algo mojado, probablemente le pilló la lluvia y corrió a casa a por su paraguas; sus ojos verdes me recordaban muchísimo a la naturaleza; y su suave piel cubierta de pecas me hacía replantearme si la perfección existe.

-Sí, lo único que ha pasado es que me he caído tropecientas veces y me he humillado, ¡pero estoy fenomenal! -contesté sarcásticamente.

-¡Perdona! Yo solo quería ser amable -se disculpó apenado.

-Perdóname a mí, he tenido un mal día y mi humor no es precisamente el mejor del universo,

-No pasa nada -colocó su paraguas encima mía para no mojarme más de lo que estaba.

-Muchas gra... -me interrumpió.

-Eres una de las pocas personas que no quieren robarme el desayuno.

-No te lo robo por dos razones: Me caes tuttifrutti y siempre traes una manzana, y yo prefiero 1000 veces las Oreo -él rió.

-¿Te parece bien venir a mi casa y te curas las rodillas? -sonrió de lado.

-Vale -le devolví la mueca y fui con él.

El resto del día estuve jugando a videojuegos con Jake, porque me lo paso genial con él y porque mi madre se fue al Carrefour y no tenía con quién quedarme. Al final Jake no es tan aburrido como pensaba al principio.

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