Viernes, 14 de agosto.
Acabo de tomar una excelente y estupenda decisión: Nunca más pienso ignorar a un chico, directamente le lanzaré un ladrillo.
Todo comenzó esta tarde, cuando daba un paseo por mi vecindario.
—¡Hey, Lirya! —escuché que me llamaban, pero al reconocer la voz decidí pasar de largo—. ¡Me escuchaste perfectamente!Seguí pasando totalmente de él.
—Estás jugando con tu pulsera —se colocó en frente de mí y señaló mi muñeca—. Siempre que me oyes hablar lo haces —me sonrojé. ¿En serio él se dio cuenta de mi extraño tick?
—¿Qué diablos quieres? —grité harta.
No tiene nada que ver, pero él me robó un chicle la semana pasada... Y ya lo había usado. O sea, ¿qué?
Se llama Nicolás, es media cabeza más alto que yo, de pelo azabache y ojos azules. Su piel es algo pálida y desprende un agradable aroma a agua salada.—¿Siempre tan simpática, eh? —preguntó sarcástico.
—Sobre todo contigo —bufó—. Bueno, ¿qué quieres?
—Necesito preguntarte algo —respondió bastante avergonzado, a la vez que se rascaba la nuca.
—Adelante, pregunta —pedí con la paciencia por los suelos.
—¿Tú...? —balbuceó. A cada segundo me volvía más impaciente de lo que ya estaba.
—¿Yo qué?
—¿T-Tú querrías...? —chillé del cansancio, no soporto perder tiempo.
—¡SUÉLTALO YA!
—¿TÚ QUERRÍAS IR CONMIGO AL CINE? —en ese instante pasé de estar enfadada a confusa, y de confusa a avergonzada.
—¿Qué? —eso fue lo único que mi boca fue capaz de pronunciar, ya que mis labios se negaban a reproducir mis palabras.
—Lo que oíste.
Y como toque final, mi hermano estaba allí escuchando TODO.
—¡Lirya tiene novio! ¡Lirya tiene novio! —se burlaba en tono cantarín, hasta que le di una patada y se marchó.
—¿Entonces vienes? —tragó saliva ruidosamente.
—Pues vale, mañana a las seis te vienes —respondí quitándole interés al asunto; aunque por dentro estaba por desmayarme.
Cuando volví a casa cogí una bolsa de papel y respiré dentro, recibiendo una mueca rara de parte de mi madre. ¡Y eso que es normal!
Después me tiré lo que para mí son 2 horas, y en realidad son 20 minutos, buscando qué ponerme para mañana. Por mucho que me repitiese en mi mente que sólo iba a ir al cine y no era ni de lejos una cita, no conseguí parar de buscar.
Al final me decidí por unos shorts vaqueros, una camiseta de tirantes blanca con una mariposa en lentejuelas azules y unas converse rojas. Algo típico para una salida.
Por la noche volví a repetir lo de la bolsa, y el resto del día me quedé pensando cómo sería mi NO cita; sigo convencida de que NO es una cita, es una simple quedada entre dos amigos y NADA MÁS. ¡Por eso estoy tan nerviosa! (¿Sarcasmo? Pff, para nada).
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Leshuga
Novela JuvenilNovela en proceso de ser editada, disculpen las molestias. ¡Gracias por tantas visitas! Os quiero mucho, sin vosotros no existiría nada de esto... Ojalá sigamos creciendo en número y seamos un gran ejército o equipo.