(Cuando acabéis el capítulo, leer la letra negrita del final por favor.)
--Valeria es hora de despertarte--oigo su voz.
Refunfuño mientras me remuevo entre las sábanas.
--¿Me estas escuchando?
--No--digo seca.
Oigo su risa perfecta y me abraza la cintura mientras estamos tumbados.
Sonrío como una tonta y tapo mi cara.
--¿Por qué no puedo ver tu maravillosa cara?--dice y río sarcástica.
--Hoy estoy fea.
--Nunca estás fea.
Giro mi cuerpo hacia él y me destapo la cara levantando una ceja.
--Aún así estas guapa--dice con una sonrisa.
--¿Con los pelos de loca y el rimel corrido?--pregunto frunciendo el ceño.
--Te quiero hasta con cara de sepia.
Frunzo aún mas el ceño y río a carcajada limpia.
--¿Cara de sepia? ¡Luego soy yo la de las cosas raras!
Carlos se une a mi risa y acabamos con dolor de barriga ante la guerra de risas.
--Lo que te quería decir era que--coge aire--me da igual que estés desaliñada o seas una rara de cuidado, que ya lo eres--le pego un puñetazo en el hombro y ríe--me gustas por tu carácter y tu extraña forma de ser.
--Eso ha quedado precioso--comento mientras le abrazo y nos retorcemos por toda la cama.
De repente tocan a la puerta y me levanto asustada. Nadie sabe que estamos aquí, se supone que nos hemos colado. Carlos hace lo mismo y se coloca justo enfrente mía.
--¡Al armario!--exclama susurrando. Asiento nerviosa y le sigo.
Entramos como podemos y me encojo como una mofeta mientras que Carlos está mas amplio.
Decido no decir nada y mantener mi boca cerrada.
--¿Carlos?--pregunta un hombre con una voz muy grave.
Le miro rápidamente y él suspira.
--Es el amigo que nos dejó la cabaña.
Sale del armario, me ayuda a salir y se dirige a la puerta para abrirla.
Aparece un señor muy grande. En serio, parece un armario. Puede que haga mucho ejercicio. También lleva una gorra y es moreno de piel.
Es ahí cuando me doy cuenta de que Carlos va con la parte baja del pijama puesta y yo estoy con la ropa interior puesta y con el jersey largo de ayer.
--Tenéis que salir de aquí. Una pareja va a entrar dentro de unos cinco minutos.
--¿No venían mañana?--pregunta Carlos.
--Se ve que no. Daros prisa, si os pillan os meteréis en un buen lío. Vosotros y yo.--dice el señor, después da media vuelta y sale por donde antes a entrado.
Carlos me mira serio y yo frunzo el ceño.
--¿Es hora de marcharnos?--pregunto mirando al suelo.
--Si, pero lo repetiremos otra vez, ¿no?
Formo una amplia sonrisa, me acerco a él y nos fundimos en un gran abrazo.
Estamos así hasta que deshago el abrazo.
ESTÁS LEYENDO
Cuando menos lo esperas... ©
Novela Juvenil¿Que pasaría si tu madre se va TODO un año a Francia y te quedas a vivir con el vecino de al lado? Valeria se queda sin madre durante un tiempo y esta muy enfadada, pero cuando se de cuenta de quien esta en la casa del vecino cambiará de idea comple...