Capítulo 34: "PER-FEC-TO"

31K 1.3K 326
                                    

(Cuando acabéis el capítulo, leer la letra negrita del final por favor.)

--Valeria es hora de despertarte--oigo su voz.

Refunfuño mientras me remuevo entre las sábanas.

--¿Me estas escuchando?

--No--digo seca.

Oigo su risa perfecta y me abraza la cintura mientras estamos tumbados.

Sonrío como una tonta y tapo mi cara.

--¿Por qué no puedo ver tu maravillosa cara?--dice y río sarcástica.

--Hoy estoy fea.

--Nunca estás fea.

Giro mi cuerpo hacia él y me destapo la cara levantando una ceja.

--Aún así estas guapa--dice con una sonrisa.

--¿Con los pelos de loca y el rimel corrido?--pregunto frunciendo el ceño.

--Te quiero hasta con cara de sepia.

Frunzo aún mas el ceño y río a carcajada limpia. 

--¿Cara de sepia? ¡Luego soy yo la de las cosas raras!

Carlos se une a mi risa y acabamos con dolor de barriga ante la guerra de risas.

--Lo que te quería decir era que--coge aire--me da igual que estés desaliñada o seas una rara de cuidado, que ya lo eres--le pego un puñetazo en el hombro y ríe--me gustas por tu carácter y tu extraña forma de ser.

--Eso ha quedado precioso--comento mientras le abrazo y nos retorcemos por toda la cama.

De repente tocan a la puerta y me levanto asustada. Nadie sabe que estamos aquí, se supone que nos hemos colado. Carlos hace lo mismo y se coloca justo enfrente mía.

--¡Al armario!--exclama susurrando. Asiento nerviosa y le sigo.

Entramos como podemos y me encojo como una mofeta mientras que Carlos está mas amplio.

Decido no decir nada y mantener mi boca cerrada.

--¿Carlos?--pregunta un hombre con una voz muy grave.

Le miro rápidamente y él suspira.

--Es el amigo que nos dejó la cabaña.

Sale del armario, me ayuda a salir y se dirige a la puerta para abrirla.

Aparece un señor muy grande. En serio, parece un armario. Puede que haga mucho ejercicio. También lleva una gorra y es moreno de piel.

Es ahí cuando me doy cuenta de que Carlos va con la parte baja del pijama puesta y yo estoy con la ropa interior puesta y con el jersey largo de ayer.

--Tenéis que salir de aquí. Una pareja va a entrar dentro de unos cinco minutos.

--¿No venían mañana?--pregunta Carlos.

--Se ve que no. Daros prisa, si os pillan os meteréis en un buen lío. Vosotros y yo.--dice el señor, después da media vuelta y sale por donde antes a entrado.

Carlos me mira serio y yo frunzo el ceño.

--¿Es hora de marcharnos?--pregunto mirando al suelo.

--Si, pero lo repetiremos otra vez, ¿no?

Formo una amplia sonrisa, me acerco a él y nos fundimos en un gran abrazo.

Estamos así hasta que deshago el abrazo.

Cuando menos lo esperas... ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora