-¿Qué?- respondí desorientada.
-Señorita Arias, baje de las nubes y deme su ensayo.- Dijo la profesora "Crocks".
La mire, mire en general y cerré mis ojos.
-¿Puede hacerme otro favor? ¡Que sea para ahora!- Grito golpeando la mesa. Fui sacando la hoja y rogando que estuviese un poco mejor que la última vez que la vi. Se la entregue y me la arrebató, literalmente, de las manos.
Su cara no parecía feliz.
-Señorita Amelia Arias, ¿En estas condiciones va a entregar esto? Es la escuela, y por lo menos en mi clase todo tiene que entregarse impecable. Esto esta reprobado. De ninguna manera me llevo esto. –Dijo limpiándose las manos y llevando los ensayos al escritorio.
Bien, ¿Qué más puede pasar? Cualquier cosa, porque el destino me mostro que la suerte es loca. Me trague el llanto y seguí en la clase, pero mi mente estaba en otro lado. Tania tiro un papel al piso, y yo me agache lentamente para agarrarlo y leerlo. Lo sostuve en mis manos, debajo del banco y lo leí, disimulando que leía lo que clase tenía que leer.
"¿El chiste gracioso era ese? Porque para mí alguien que llore desconsoladamente, por un chiste, no es verdad. O alguien que este callada todo el día y entregue su ensayo de tal manera (como tu) es imposible."- Buena mentira, Amelia.
Mordí mi labio, y mire hacia mi izquierda donde Caleb levantaba un papel hacia mi dirección que decía "No todo es Señorita Perfecta, Amelie" y levantaba una ceja. Apoye mis codos en la mesa y tape mi cara, espere para que las lágrimas no aparezcan y levante la mano. Nadie me vio, entonces llame a la profesora.
-Profesora Crocks- La llame despacio y tranquila.
Ella levanto la mirada y dejo de leer. Entendí que me dio el permiso para hablar.
-¿Puedo ir al baño?- Pregunte y baje la mano.
Ella me miro, suspiro y asintió con la cabeza.
-Ultima vez Arias. –Dijo mordiendo la punta de sus anteojos cuadrados negros.
Salí del aula y fui a la dirección contraria, yendo al campus. Camine, corrí e hice todo para llegar. Me senté en las gradas y me quede pensando sobre el día de hoy, ¿Qué había pasado conmigo? Puse mis manos en las rodillas y miraba al cielo. Los ruidos de mi garganta eran espantosos pero liberadores, al igual que las lágrimas.
-Pensé que era el único que se saltaba las clases.- Dijo una voz grave y extraña.
Baje mi cabeza y me moví un metro más para la izquierda, asustada. Mis ojos estaban secos por llorar y bien abiertos.
-¡Que grandes que son!-Dijo asombrado con los ojos bien abiertos y llevando las manos a mí.
Sentía mis ojos salirse.
-¡Que irrespetuoso que eres! ¡Idiota, tengo ocho años!-Grite furiosa y levantándome para pegarle, tapando a mis "grandes" pechos.
El retrocedió y levanto las manos a modo de defensa. Yo me frene y lo mire.
Comprendió y se rio, señalándose a sí mismo.
-¿Tu... tú crees que soy un pedófilo? ¿Un pervertido? ¡Estaba hablando de tus ojos! Son los más grandes que vi hasta ahora, grises como el metal de mi auto. – Dijo tratando de sonar romántico.
Lo mire asqueada y negando con la cabeza.
-Así nunca vas a conquistar a una chica. ¿Nunca leíste un solo poema en tu vida?
Negó en silencio. Se subió a las gradas y me alcanzo. Se sentó a mi lado sacándose la chaqueta de cuero. Me observo y hablo.
-Simpliciano, un gusto...
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Potion & Poison.
Roman pour Adolescents¿Para qué repetir algo si sabemos las consecuencias? Ellos lo hacían, yo también. Nunca entendí como un sentimiento puede cambiar todo, de mal a bien, precisamente el amor. Amor, el amor es cuando encontramos a nuestra media naranja, dice mi Tía. Si...