Capítulo 1.

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Bajé las escaleras tan rápido que casi tropecé y caí, pero por suerte alcancé a sostenerme del barandal.

¡Buenos días! —grité a mis padres y a mi hermano que estaban desayunando. Tomé una tostada— ¡Adiós!

¡¿No quieres que te vaya a dejar?! —me gritó mi padre desde la cocina. 

¡Estoy apurada, adiós! 

Corrí y por suerte justo venía el autobús. Pagué mi pasaje y me senté en un asiento junto a la ventana. Me estaba quedando dormida cuando vi que ya estaba llegando a mi instituto. Me bajé del autobús y entre corriendo, por suerte, las puertas aún no se cerraban. Subí corriendo a mi salón donde habían 5 alumnos nada más. 

Lo siento —dije apenas entré—, no pasaba ningún autobús —mentí, porque si decía que me había quedado dormida seguramente me regañarían. 

La señora me miró por encima de sus lentes. 

Está bien, pase —me entregó el examen que debía dar para salvar el único ramo en el que me había ido mal. 

Gracias —caminé por el salón con mi examen en la mano y me senté detrás de uno de mis compañeros. 

Joder. Química. Este ramo siempre me costó, y había estado estudiando una semana sólo para dar este jodido examen. Por primera vez en mi vida, química me pareció algo sencillo, y es que pude completar el examen estando segura de que no había cometido errores. Me levanté de mi asiento y le entregué el examen ya listo a la señora de mala cara. Salí del salón y ahora ya podía irme a mi casa y seguir durmiendo. Me encontraba en la parada de autobuses cuando una voz femenina me llamó desde lejos. Me volteé a ver, y vi a Demi corriendo hacía mí. 

¡Demi! —abrí mis brazos y ella saltó hacía mí, abrazándome. 

¿Cómo te fue en tu examen? —me preguntó una vez que nos soltamos. 

Bien. Por primera vez de verdad estoy segura de que me fue bien en química. 

Espero que no te afecte para entrar a la universidad. 

No lo creo, ojalá que no —me puse un mechón de pelo detrás de la oreja— ¿Y tú que estás haciendo aquí? No sabía que también tenías que dar examen. 

No tengo que dar ningún examen. Vine por entrenamiento de porristas —me enseñó el gran bolso que traía colgando del brazo. 

Ah, ya veo. 

¿Qué harás ahora? 

Pensaba en mi a mi casa y dormir todo el día —me sonrió. 

¿No quieres ir a un café? Yo invito. 

¿En serio? —puse mi mano en su frente—, vaya, no tienes fiebre ¿Estás bien?

Quitó mi mano de su rostro. 

Chistosa. Bueno, ¿quieres o no? 

Solté una risita. 

Pues vamos —le sonreí. 

Caminamos mientras conversábamos y reíamos con las cosas que decíamos. 

~~~

Me dirigí a una mesa, mientras ella iba por los café. Deje todo lo que traía en el respaldo de la silla y saqué mi celular. No tenía mensajes. Lo deje en la mesa y vi como ella me miraba desde la fila, haciendo caras raras que me hacían reír. Joder, ¿cómo puede ser tan linda? A veces pienso que es tan linda que duele, porque sé que jamás podría estar con ella, ya que ella jamás me verá como algo más que su mejor amiga. Dios mío. Qué deprimente.

Aquí están los coffe —dijo chistosa mientras se sentaba en el asiento de enfrente mío. 

¿Dónde está mi vuelto? —pregunté de inmediato. 

Sacó del bolsillo de su chaqueta de cuero lo que había quedado de vuelto. 

Ni siquiera me das una propina por hacer la fila y dejarte descansar después de tu entrenamiento. 

No seas llorona —ella rió con mi comentario. Mi teléfono comenzó a sonar. Contesté de inmediato. 

Hola, bebé —me dijo a través del teléfono. 

¿Qué pasa, amor? 

¿Dónde estás? Vine por ti y no te encontré. 

Estoy con _____ en un café. No está muy lejos del instituto. 

¿Es el que está a tres cuadras? 

Ese mismo. 

Voy para allá.

Vale, nos vemos, te quiero. 

Y yo a ti, preciosa —y colgué. Deje mi celular en mi bolso. 

¿Wilmer? —me preguntó ____. 

Sí, vendrá a buscarme. 

¿Crees que pueda pasar a dejarme a mi casa? —hizo pucherito con la boca. Dios mío, ¿cómo puede ser tan adorable? 

No creo que tenga problema. 

Esperemos. Ya me queda poco para cumplir los 18 y poder tener licencia. 

Aún así no tienes auto.

Me miró feo.

Gracias, lo sé. 

Solté una carcajada. Al ratito llegó mi novio en su auto, ambas salimos del café. 

¡Hola, guapa! —se bajó del auto y me dio un pequeño beso. Se alejó de mí y saludo a ____. 

¿Crees que puedas pasar a dejar a ____ a su casa? —le pregunté. 

Sí, no hay problema. 

¡Gracias! —dijo ella y se subió al auto. En el camino a su casa me decía que hoy tendríamos que hacer algo en la noche con los demás de nuestro grupo de amigos, ya que ella se iría el domingo de viaje por un mes. 

Después te aviso a que hora —me dijo antes de bajarse—, y gracias por traerme, Wilmer. 

No hay de qué —le sonrió y ____ se metió a su casa. 

A veces me siento tan estúpida por tapar lo que siento por ella. A tal punto llega mi estupidez que estoy con chicos sólo para obligarme a sacármela de la cabeza. Aunque ahora con Wilmer me ha salido muy bien, él es muy lindo conmigo. Pero me encantaría poder decirle o más bien gritarle a ____ todo lo que siento por ella. Todo lo que me hace sentir con cada sonrisa y cada momento que me regala. Pero bueno, eso jamás podrá pasar. Prefiero tenerla como amiga para siempre, antes que perderla por mis estúpidos sentimientos.




HEART ATTACK || Demi Lovato y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora