Un dia inesperado

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Hay estaba yo, de pie, siendo guiado por los ríos del destino con la falsa ilusion de creer poder cambiarlo, creer que el dueño de mi propio destino soy yo. Pero no, lamentablemente el ser dueño de tu propio destino es una mentira, una que comes todos los días en el desayuno para poder darle sentido a tu vida. Para pensar que la vida tiene algún sentido.

Y sin planearlo, sin pensarlo, sin la más minima idea de que los dados de la suerte y el azar que son regidos por esa gran mano invisible a la que llamamos destino, a la que creemos poder burlar, esa mañana, sentí que todo cambió, al mirar esos ojos cafes, esos labios rosados, ese cabello oscuro en forma de cascada de chocolate, que aunque para mí es mi veneno, ella era el veneno más tentador. Nunca conocí una cintura de esas revista de moda, pero a diferencia de esas, ella es real, si bién sus atributos físico no eran lo más resaltante, ella parecia irreal.

Demasiado bella para ser realidad, esa piel trigenña muy suave y tersa, y al verla acercarse lo único que piensas es "actua normal" y acto seguido empiezas a sudar. Conforme se acerca toda esa bellesa a tu persona notas un dulce aroma, es tan envolvente, te hace volar la imaginación y sentirte seguro a la misma vez y ella sigue acercandose, paso a paso, y tu sudas gota a gota, pensando en: "¿qué diré?", y al tenerla frente a ti notas que...

Haz quedado MUDO ni una sola palabra logra escapar de tu boca para llamar su atención, y en tu mente la única palabra existe en este momento es: "MIERDA", y es que ella para tan irreal, tan inalcanzable, pero nada. Debes hablarle, así que te armas de valor para pronunciar la siguente palabra: ¡Hola!. Y en esa parada improvisada donde día a día esperas el bus de la universidad, ahí donde está ese techo de laton de donde te cubres del ardiente sol a diario, a la misma hora, donde el ruido y el smug de los carros y motos pasando a toda velocidad no te dejan respirar, hablar, ni oir, en el lugar de esa acera de tres escalones ella transitando tan desprevenida, y al oir ese "hola" se detiene insofacto para voltear y ver...

Que es un completo desconocido, pero al ser ella una dama tan educada y agraciada responde el saludo: ¿hola?...

tú petrificado y con poco valor restante después de pronunciar esa sola y única palabra, sin saber que decir ahora y entonces te das cuenta que lo tienes. Seguiré la coversación como lo haría mi padre (el cual no pasa mucho tiempo conmigo pero si funcionó con mi madre funcionará ahora)

-hola, ¿eres María?-

Obvio que no se llama María, pero así tendras una oportunidad si quiera de conocer su nombre. ¡Vaya que estoy deslumbrado por esta chica!

-Si, ¿nos hemos visto antes?-

Joder, eh dado en el clavo, aunque no le apuntaba a ese clavo, pero le eh dado.

-No, en realidad no, pero tienes cara de María-

Cara de María nunca he entendido eso antes. ¿los nombres acaso tienen caras?

-¿Cara de María? ¿Acaso los nombres tienen cara?-

Wuo, que respuesta más buena, es casi como que haya leído mi mente-

-Eh, ¡supongo que no! ¿tú que piensas?-

-¡Pienso que tienes cara de Juan!- con risitas

-Eh, no, ese no es mi nombre (sonriendo), me llamo daniel- extiendo la mano

-Bueno me siento en desventaja en esta presentación, puesto a que ya conoces mi nombre, María mucho gusto-

es hora de irme ¿debería pedir su numero? ¡no quiero perder el contacto con ella!

-Oye, deberías darme tu número, me pareces muy agradable-

-Tu también a mí, pero no suelo dar mí numero tan facil, sí el azar no vuelve a juntar tal vez considere en dartelo, Así que adios-

Se marchó sin más, y me quedé con una sola pregunta ¿el caprichoso destino nos reunira nuevamente?.

Mis cuchufladasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora