Austin & Ally: Hechizado por ella (Editando)

Capítulo Dos

- Ally, se te hace tarde para la escuela

El grito de mi papá me despierta, no escuché mi alarma. Si Trish se entera de esto no dejará de reírse, pensé.

Afortunadamente siempre dejo mis cosas preparadas desde la noche así que no me lleva más que unos minutos tomar una rápida ducha y vestirme.

Bajé rápidamente y saludé a mi papá con un beso en la mejilla. Estaba a punto de preguntarme si iba a desayunar cuando tocaron a la puerta, era Trish. Papá sabía que no me gustaba llegar tarde a la escuela y de quedarme a desayunar eso es lo que pasaría, además, el confiaba plenamente en que yo compraría algo en la cafetería de la escuela así que no se preocupó demasiado. Me despedí de él, tomé una manzana y fui a encontrarme con Trish.

Llegamos a la escuela con anticipación, lo que me permitió ir a desayunar. Sé que pude haber desayunado en casa y llegar a tiempo a la escuela, pero eso significaba que estaría preocupada todo el camino pensando que algo podría suceder y no llegaría a tiempo. Así que prefería hacerlo de esta forma, aquí ya no había riesgos de perder mi clase.

En la última clase me encontré con Trish y me pidió acompañarla al baño. En el camino comenzamos a hablar sobre nuestras clases y los trabajos que teníamos que hacer. Cuando entramos al baño deseé no haber ido ahí, intenté fingir que todo estaba bien, pero las risas y miradas burlonas de Cassidy y sus amigas eran demasiado para mí. Cassidy y yo éramos personas completamente diferentes, realmente nunca hubiésemos cruzado palabra ni tenido el mínimo problema la una con la otra de no ser por él.

Ellas salieron del baño y cada una golpeó su hombro conmigo antes de salir sin dejar de reírse.

Trish sabía que a mi no me gustaba hablar sobre eso así que fingimos que nada había sucedido, así habíamos hecho durante el último año.

Ambas nos dirigimos a la dirección ya que aún tenía que ver qué es lo que necesitaban. La secretaria me dejó pasar y Trish se quedó afuera, me senté y a los pocos minutos llegó el director. Me saludó cortésmente y comenzó a hablarme de mis logros académicos y lo feliz que estaba de tener alumnos como yo.

- Sin embargo – continuó diciendo – hay alumnos que no les está yendo muy bien. Es su último año y si no alcanzan el promedio mínimo no podrán ingresar a la universidad, es por eso por lo que decidimos iniciar con un programa de tutorías. Le estamos pidiendo a nuestros alumnos más destacados que ayuden a aquellos con más problemas para mejorar su rendimiento escolar.

Bien, ya sabía hacia dónde iba eso.

- Y usted señorita Dawson, es nuestra mejor alumna. Además, usted sabe que este año tiene que realizar su servicio social, así que ¿qué le parece ahorrarse todo ese papeleo y horas de trabajo por ayudar a uno de sus compañeros? Creo que no es ningún problema para usted y todos salimos ganando.

Vaya que la oferta era tentadora, había estado pensando en dónde hacer mi servicio social y ahora me ahorraban toda esa búsqueda y me lo ofrecían en bandeja de plata.

- Claro que sí director – además, no sabía cómo decirle que no – pero ¿de quién seré la tutora?

- Creo que ustedes ya se conocen – respondió, y después, dirigiéndose a su secretaria por medio del comunicador le dijo – por favor deje pasar al señor Moon.

Esto debía ser una broma.