Capítulo 16.

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Después de que despertó, la directora le mandó llamar, ya que aún debía hablar con ella.

Pero antes, debía pasar por un lugar antes de verla.

La joven estaba decidida a hablar con la mujer y atacarla con todas las preguntas que pudiera tener. Esperaba que al menos ella pudiera darles darles respuesta.

Renata pasó su tarjeta de identificación por una ranura que había por un lado de ésta y se abrió.

—Bien, no tomará mucho tiempo —le dijo Renata.

Daphne asintió mientras observaba el lugar.

Había un gran casillero en el lado izquierdo de la habitación que cubría casi toda la pared, en el derecho se encontraba una pequeña ducha de menos de dos metros cuadrados.

Una pared separaba ambas partes. Por privacidad, sin embargo, estaba diseñado para evitar escapes de los Alterados, tenía un  sistema de alarma que se activaba al presionar un botón junto a los casilleros y de inmediato los tubos en el techo desprendían un gas que los dejaba inconscientes en segundos.

—Entrarás ahí y tomarás una ducha de vapor —le dijo Renata mientras se acercaba a los casilleros —Es para desinfectar.

—¿De vapor? ¿Sin agua? —preguntó con incredulidad a la vez que observaba las manchas de tierra en sus manos.

—Ahí hay una esponja, el vapor te ayudara a a remover la suciedad —respondió.

Ella sacó un conjunto de ropa de uno de los casilleros y lo dejó sobre una mesa.

—Para... ¿Qué es eso? —preguntó Daphne al mirar el insípido color gris.

—Te lo pondrás después de la ducha, ahora anda entra —se acercó a ella y le quitó las esposas —Te esperaré aquí

Confundida, entró a la ducha y se desvistió.

Hasta ese momento había ignorado los moretones en sus brazos y la mancha púrpura en su pierna, dónde le habían disparado. Aunque tenía una pinta horrible por su color, no le dolía en absoluto, así que lo dejó pasar.

Unos minutos después, tomó la ropa que le dio Renata y se vistió con ella.

Consistía en un simple pantalón de cintura elástica sin bolsas y una blusa de manga larga sin botones con cuello redondo. También vio un par de calcetas y tenis blancos carentes de agujetas.

Bueno, al menos he podido asearme, pensó con amargura.

Renata estaba recargada en los casilleros, junto al botón.

—Bien, te pondré de nuevo las esposas —le avisó y las colocó de nuevo en sus muñecas —Te llevaré con la directora ahora.

Daphne asintió sin prestar mucha atención. Eran molestas y pesadas pero no podía quejarse.

El trayecto fue silencioso, la científica la acompañó hasta que llegaron a la sala, ella también entró.

El lugar era enorme.

En el centro había una mesa que tenía encima fotos, hojas con escritos, parecían antiguas. Pero lo que se hacía notar era lo que estaba pegado en las blancas paredes.

Desde donde iniciaba la puerta a la izquierda, pasando por toda la pared hasta la derecha de la puerta, estaba plasmado lo que parecía ser un Árbol Genealógico. Pero uno muy curioso ya que había cuatro comienzos y de cada uno descendían personas y datos.

En una que otra fotografía de una persona había colocado una tachuela con un un trozo de listón que conectaba a otra imagen en otro punto de la Sala. El cordón era de color rojo.

La Chica de los Cuatro Elementos Pt.1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora