El verano, esa gran estación donde te diviertes como nunca. Esa estación que da lugar al amor, al desamor, a las risas y los besos furtivos. A las despedidas y los reencuentros.
El verano esa gran estación de recuerdos.
Supongo que en verano debía suceder que le conociera, así de casualidad y sin esperarlo. Supongo que el destino supo ponerle en mi vida en el momento justo. Y doy gracias al destino, ese del que tantas veces he hablado mal y al que le he reprochado infinidad de cosas. Porque el destino nunca había sido justo conmigo, estaba sumida en una gran derrota. Y así, apareció él. Y es difícil de creer, dos días eternos de risas, de presentaciones, dos dias donde ambos nos hemos plasmado con el otro. Dos días impensables, dos días para recordar.
Y es que en dos días se lleva un trocito de mi corazón un trocito grande, un trocito que aún queda en pie después de tanta batalla perdida.
Una vez oí, que no podemos evitar que nos hagan daño, pero sí podemos elegir quien nos hace daño y a pesar de estos dos días, si alguien tiene que hacerme daño, o no, quiero que sea él.
Y puedo estar loca, pero ha llegado y me ha revolucionado, rompiendo todos mis esquemas y haciendo que cada segundo, de cada minuto, de cada hora del día, sea él quien ocupe cada uno de mis sentimientos.
Porque aunque no lo parezca, dos días pueden ser una bendita eternidad.
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Recortes de imaginación
RandomEsto son solo unas líneas que salen del corazón, que intentan plasmar el amor con el que fueron escritas. Sólo unas líneas de alguien que necesita escribir porque realmente le purifica hacerlo. Espero que disfrute cada línea, como yo disfruté escrib...