"Eridium: Viaje a lo desconocido"

Prólogo

Todo empezó la mañana del 18 de marzo 2440, cuando yo; un niño de pelo castaño y valiente aunque un poco tímido, me levanté para desayunar el dia de mi cumpleaños, su familia y su mejor amiga Selene; una niña de pelo rubio, divertida, guapa y original, me estaban esperando para darme una sorpresa.

Después del desayuno me dijeron que me habían comprado por mi cumple un billete de crucero espacial en la nave Voyage Z4. Sorprendido, le di las gracias a todos.

-¡Yuuujuu! ¡Vamos a conocer el espacio!- Aún no podia creermelo

Aquel dia se me hizo eterno, pues tenia muchas ganas de salir de mi planeta por primera vez... No pegue ojo en toda la noche...

A la mañana siguiente fuimos a la estación espacial, donde nos esperaba el capitán Warlock y la azafata Mary junto al resto de la tripulación. Selene y yo estábamos flipando al ver la nave, era como siempre habíamos imaginado. Estaba apoyada a una plataforma circular, tenia el tamaño de 2 rascacielos y tenia muchas salas y ventanas...

Una vez dentro de la Voyage Z4, nos dijeron la ruta, y a mi no me parecía muy divertida, así que Selene y yo trazamos otra nueva, esta iba a pasar cerca de soles, de un circulo de asteroides, de un planeta desconocido y de Eridium un planeta deshabitado. A mi familia y a la tripulación le parecía bien, y ahí fue cuando iniciamos el viaje...

Quedaba poco para llegar a los dos soles y Selene y yo teniamos mucho apetito. Al ir al buffet libre lo primero que nos llamó la atención fue una enorme pizza. Era la hora de desayunar, pero... ¿que más daba que nos comiesemos una pizza no?

Al terminarnos la pizza los camareros se quedaron sin habla por lo grande que era la pizza y lo poco que tardamos en dejar nada más que las migas y el queso fundido que siempre se queda pegado...

Llegamos a los dos soles y nos tuvimos que poner unas gafas especiales para no quemarnos la visión, pero también había una sala con cristales especiales que servían como las gafas y lo veías con tu propia vista.

Pasada la emoción de los soles y con la barriga llena continuamos viajando por la inmensidad del espacio.