CAPÍTULO 12

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¿Cómo era posible? ¿Qué hacía él aquí? Sin pensarlo demasiado, me acerqué a él y lo abracé con fuerza. Él me respondió el gesto. ¡Oh, hace tanto que no lo veía! Austin Ames, fue mi último novio oficial. Hace más de cuatro años que no sé nada de él. Y ahora está aquí, de la nada. Austin se fue a vivir a Londres, porque su padre quería que estudiara derecho allí. Fué un gran amigo y novio para mí. Pero después de él, no volví a conseguir algo serio.

- ¡No puedo creerlo! ¿Cómo estás? - le pregunté contenta.

- Bien, bien. Llegué hace unos días de Londres, vine a ver a mi madre y a mi hermana - me dijo y sonrió - ¿Y tú, que es de tu vida?

- Vivo con Jennifer, una amiga. Y estoy trabajando - le dije.

Sentí como alguien se acomodaba la garganta. ¡Oh, casi lo olvido! Me di la vuelta y lo acerqué a nosotros. Austin lo miró bien. Y Zachary miró bien a Austin. Ambos se estaban, por así decirlo ¿analizando?

- Él es Zachary, un amigo - se lo presenté.

- Austin Ames - le dijo él y tendió su mano.

- Un gusto - dijo Zachary y le respondió. Algo no estaba bien aquí, podía sentir la incomodidad en el aire. La tensión. Los miré a ambos.

- Mmmm, bueno - dije para romper el hielo - ¿Dónde te estás quedando? - le pregunté a Austin.

- En casa de mi madre, quise ir a un hotel. Pero ya conoces a mamá es demasiado posesiva - me dijo. Reír por lo bajo.

- Bueno, me alegro de que estés bien y de volver a verte - dije.

- Lo mismo digo - dijo él - Y si no te molesta ¿Podrías darme tu teléfono? Así no perdemos el contacto

- Oh, claro que si - le dije. Sacó su celular y comenzó a anotar - Listo. Llámame y hablamos.

- Claro, bonita. Adiós - me dijo y se acerco a mí para besar mi mejilla. Pero se alejo rápido.

- ¡Auch! - dijo por lo bajo. Lo miré extrañada.

- ¿Qué te sucede? - le pregunté.

- Sentí una puntada en el estomago - me dijo. De reojo miré a Zachary. Este sonrió levemente. ¡Oh, es un tramposo!

- ¿Estás bien? - le dije. Me miró.

- Si, si. Te llamo hoy en la tarde-noche - dijo.

- Está bien, estaré esperando - dije. Él se fué.

Sin poder creerlo me gire a verlo. Él clavo su seria mirada en mí. Lo miré fijo, desafiante, intentado intimidarlo. Pero solo conseguí que él me intimidara a mí. Como siempre.

- ¿Por qué hiciste eso? - le pregunté.

- ¿Quién era él? - me contestó con una pregunta. Arquee una de mis cejas y lo mire bien.

- ¿Celoso? - dije en forma de pregunta.

- ¿Quién es él? - volvió a repetir la pregunta, pero más despacio. Más amenazante. Sus ojos eran más profundos y en ese momento sentí que él tenía su control en mí.

- Austin Ames, fue mi último novio oficial y mejor amigo. Nos conocemos desde la secundaria. Hace 4 años que se fué y no lo veo desde entonces. Podría decir que fué mi primer amor. - le dije rápidamente, ni siquiera sé por qué se lo dije, simplemente no me pude controlar aunque quisiera, él me controlaba.

- ¿Por qué le diste tu número? - dijo ya normalmente.

- ¿Qué es esto un interrogatorio de novio molesto? - le dije. Se acercó desafiante a mí.

- Creo que no estás en condiciones de no contestarme - me dijo por lo bajo. ¡Dios, era tan aterrador!

- Vamos, diablito. No te tengo miedo - dije. Arqueo una de sus cejas. - ¿Que intentas hacerme?

- Podría hacerte lo que yo quiera - dijo. Reí burlona.

- Pues fíjate que no. No puedes hacerme el amor - le dije lentamente y sonriendo. Sonrió levemente, le di donde más le duele.

- Pero puedo matarte.- respondió suavemente con la voz mas profunda pero despiadada.

- No serías capaz - dije.

- ¿Cómo lo sabes? - me preguntó. Y en verdad no estoy segura de contestar a eso. Lo miré fijo y traté de encontrar mi respuesta en sus ojos.

- Porque nunca nadie me ha mirado como tú me miras - le dije.

- ¿Ni él? - dijo refiriéndose a Austin.

- Ni él, ni nadie. Solamente tú - miré su boca y tragué saliva. Solo necesito probarlos, tenerlos. Por lo menos medio segundo - ¿Por qué le hiciste eso a Austin? Así no vas a demostrar que tienes algo bueno dentro.

- Solo estaba probando si ese poder aún esta en mí. Y gracias a Dios, si lo está. ¡Gracias Barba! - dijo elevando la voz en la última frase.

- Pues para mí fué porque estás celoso - le dije y bajé la mirada.

- Pues, tenlo por hecho que sí. Fue por celos. Y si no hubiese tenido el poder, le hubiera pegado con el puño - me dijo sonriente. Lo miré bien.

- Eres tan malo - dije divertida.

- ¿Cómo haremos para encontrar algo bueno en mí? - me preguntó.

- Solo debemos hacer cosas que por lo general nunca haces y ponerte a prueba y no lo sé - dije divertida.

- Ya encontré algo bueno dentro de mí - me dijo. Lo miré sorprendida.

- ¿A si? ¿Qué cosa? - pregunté intrigada.

- Tú - me dijo.

Where He Goes, Goes The FireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora