Capítulo 25

215 12 5
                                    

EL FINAL

Comencé a despertar, y un pequeño dolor de cabeza hizo que me mi cuerpo doliera. Con cuidado me senté en la cama. Miré a mi alrededor y nadie estaba allí. ¿Dónde está Zachary? Con mucho más cuidado me bajé de la cama y un terrible mareo hizo que tuviera ganas de vomitar. Rápidamente corrí hacia la puerta de mi habitación y cuando la abrí me quedé quieta, él estaba ahí.

- Zach... - susurre y mis ojos se humedecieron.

- Hola preciosa - me dijo.

Sin pensarlo me acerqué a él y lo abrase con fuerza. Sentí su inmediata respuesta, que hizo que mi piel se erizara, sobre todo cuando sentí que olía mi pelo y besaba delicadamente mi cuello.

- ¿Dónde estabas? ¿Qué pasó? - le pregunte mientras me alejaba de él para mirarlo mientras tenía su cara en mis manos.

- No pasó nada.- dijo acariciando mi rostro- Pero debo irme - dijo. Lo miré aterrada.

- No, no. ¿Qué hay de mi alma? Aún no sé lo que quiero - dije rápidamente.

- Ya no quiero tu alma. Jamás podría llevarme tu alma.

- Pero hicimos un... trato - dije nerviosa.

- Ya no más preciosa, ahora yo me vuelvo de donde nunca me tuve que haber ido. Ellos me esperan.

- Te amo Zach, te amo y no quiero perderte - le dije mientras las lágrimas salían de mis ojos. Se acercó a mí y tomó mi rostro con sus manos.

- Es mejor perderme que encontrarme, preciosa - dijo sin dejar de mirarme a los ojos.

- Bésame Zach, bésame - dije sin dejar de llorar.

Apenas le dije eso sentí su boca sobre la mía y la sensación más linda del mundo invadió mi cuerpo. ¿Por qué me había enamorado del diablo? ¿Por qué encontré el amor en alguien completamente imposible? Pero este es un imposible de verdad, no como pasa en las novelas. Que al final siempre termina con él.
Sus labios tomaban con cuidado los míos, mientras mis lágrimas mojaban nuestro beso. No podía dejarlo, no quería dejarlo ir. Levanté mis brazos y los coloqué detrás de su cuello, para acercarlo más a mí. Despacio se alejó de mi boca. Abrí mis ojos para míralo. Acarició mi rostro.

- Debes olvidar todo esto preciosa, solo olvidarlo - me dijo y comenzó a alejarse más de mí. Algo tenía que hacer, él no podía irse.

- ¡Ya sé lo que quiero por mi alma! - dije fuerte ya que él estaba casi llegando a la puerta. Se giró a verme - Quiero pasar el resto de la eternidad contigo.

Me miró fijo, para luego sonreír levemente. Yo también lo hice. Pero otra vez ese horrible mareo vino a mí, estaba vez no pude aguantarlo.
Corrí al baño y me arrodillé frente a retrete. Sentí como él se acercaba a mí y me tocaba la espalda. Cuando al fin ese horrible mareo se fue me puse de pie y lavé mi boca. Me giré a verlo.

- No sé por qué, pero no dejo de marearme y vomitar - le dije.

Sus ojos miel tomaron un particular brillo. Se acercó más a mí y colocó su mano sobre mi panza. Miré su mano, para luego mirarlo a los ojos.

- ¿Qué sucede? - le pregunté.

- Estás embarazada - me dijo. Por un segundo mi corazón dejó de latir. Lo miré bien. Él estaba bromeando conmigo.

Where He Goes, Goes The FireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora