Undécima carta

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Querida Anita: 

Hoy estaba en el patio del hotel y vos apareciste.

Si, vos, Anita. Te observaba a través de las rejas.

Y estabas triste.

Tenias un papel en tus manos al que arrugaste y tiraste en la calle, sin importarte nada.

Me costó mucho alcanzarlo, pero lo tomé y lo pegué en mi habitación.

Con cariño.

Yo.

Cartas de un acosador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora