Trigésima segunda carta.

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Querida Anita:

Te encontré y cuando lo hice estabas con ellos. Si, con ellos.

Me miraste, pero no me reconociste. Pero ellos si.

Cuando tus labios formaron un "¿Quien sos?" escuche el ruido de las sirenas y las luces azules invadieron mi campo de visión.

Te extraño, no importa lo que te digan de mi, no les creas.

Quieren separarnos.

Debemos estar juntos para siempre. Tu me amas y yo te amo.

Con cariño.

Yo.

Cartas de un acosador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora