2. La Isla del Destino

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- ¡Sora, vamos despierta! -Exclama mientras me sacude.
- ¡Kairi!, gracias a Dios, sólo era un sueño. -Intentando levantarme sin tener éxito.
- Tu siempre holgazanenado -Kairi suelta una ligera risa. -Pero bueno, oye Sora... -Con seriedad.
- ¿Que pasa? -Digo sacudiéndome la arena.
- ¿En verdad lo creés? -baja un poco el semblante para mirarme
- ¿Que? - Observando sus brillantes ojos.
- Que haya algo fuera de esta isla. -Habla con lentitud enfatizando cada palabra, siento como si tuviera miedo de la respuesta.
- Por supuesto, hay un centenar de mundos esperándonos, además. -Titubeando - Tu y Riku ya han conocido otros sitios...
- Se supone que si, pero desde que tengo conciencia siempre he vivido con ustedes en la isla. - Baja la mirada, la veo hermosa con su rojo cabello sobre el propio rostro.
- Pero no te preocupes, ahora hay que seguir trabajando en la balsa, para salir de aquí en primer lugar. - Le sonrío -Mira, ahí viene Riku.

Riku se acerca con la cara muy seria, nos va a hechar la bronca de seguro.

- Y ustedes dos, ya están perdiendo el tiempo, y tan juntos, parecen novios. - Sin ninguna expresión facial al decirlo.

Veo como a Kairi y a mi se nos activa la glándula suprarrenal, liberando adrenalina, nor adrenalina y cortizol por el reflejo al oír las palabras de Riku, nuestros vasos sanguíneos faciales comienzan a dilatarse, empiezo a sufrir taquicardia y las pupilas se vuelven gigantescas como es propio al entrar en una fase de estrés, en palabras más simples, sentimos vergüenza.

Riku ve nuestras expresiones y ríe, liberando toda la tensión del minuto.

Nos sentamos los tres a ver el horizonte. La arena de la playa es más suave que nunca, el agua tranquila se menea bañando las costas de nuestro hogar, las palmeras quietas por el viento que decidió estar en paz hoy.

Rompo el silencio diciendo: - Y Riku, ¿Como vamos con el plan?
- Sabes que desde que decidimos salir de la isla a conocer el exterior no he dejado de trabajar. - Dijo quejumbroso.
- Vamos, todos hemos aportado con lo que podemos. - Kairi reclama pero con dulzura y calma.
- Esta bien, estamos juntos en esto, pero Sora, ¿juntaste los materiales que te pedí hace un rato? - Riku sonríe maliciosamente.
- Pongo las manos en mi cabeza. - Oh, estaba justo por iniciar. - Corro hacia la casa a buscar lo que Riku me pidió.

Si no recuerdo mal necesita tablas de madera, que están al otro lado de la isla. Lo mejor será ir por ellas mediante el atajo que usábamos con Kairi para jugar cuando niños. Camino por entre unos árboles hasta llegar a una gran roca con un pequeño agujero en su parte anterior, agachandome logró entrar en él. Poco a poco a medida que atraviezo el túnel a mi mente llegan recuerdos de pequeño, Kairi y yo jugando, rayando las paredes de piedra con dibujos que a esta altura parecen solo garabatos, pero el sentimiento es el mismo. Llego casi al postrer de la cueva cuando diviso una puerta de madera en una esquina. Esa puerta siempre ha estado en este sitio, si mal no recuerdo es el lugar donde encontré a Kairi hace mucho tiempo. Derrepente siento un aire extraño, doy vuelta la mirada hacia el inició de la cueva, y no había nada en especial, pero al devolver la vista un hombre vestido con una capa negra se acerca y se dispone a hablarme.

- Sora, tu abrirás el Kingdom Hearts. - Se disolvió en la pura oscuridad y lo perdí de vista

Es como si el sueño se estuviera volviendo realidad, pero esto, es real ¿o no?. Como sea, quizás lo mejor sea ignorarlo.

Llegué a donde estaban las tablas y se las llevé a Riku.


La luz y la oscuridad son eternasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora